Trabajar con tu pareja es una mala idea. Y si tu pareja resulta ser un maltratador, la situación se puede convertir en un infierno. Es lo que ha ocurrido en un caso reciente en Asturias entre una pareja que gestionaba en conjunto dos bares restaurantes, hasta que las cosas se torcieron.
El hombre y la mujer estuvieron juntos 11 años, en los que trabajaron en los locales, que estaban a nombre de ella. En agosto de 2023, sin embargo, ella lo denunció ante la Guardia Civil por vejaciones y violencia de género, lo que desembocó en una orden de alejamiento de seis meses. En esas fechas, el hombre recibió una carta de despido por causas disciplinarias, “como consecuencia del incumplimiento grave y culpable de sus obligaciones laborales”, según recoge la sentencia judicial.
“Los motivos que fundamentan esta decisión son acudir a su puesto de trabajo en estado de embriaguez habitual, proferir continuas ofensas verbales tanto a la dueña del establecimiento y a su hijo, como al resto de los trabajadores de la empresa y apropiarse indebidamente de dinero de la caja registradora”, añadía la carta.
El documento judicial da más detalles: “El pasado día 6 de agosto, domingo, llegó tarde a trabajar y abandonó intempestivamente su puesto de trabajo a las 15:00 horas, durante el servicio de mediodía, con el restaurante lleno, regresando a las 21:00 horas, con síntomas de embriaguez, entorpeciendo gravemente el trabajo de los camareros que atendían las mesas y pretendiendo hacerse cargo del servicio, a pesar de su estado, así como el cobro de las comandas, generando un fuerte conflicto con una trabajadora, llamándola a gritos ‘mongola’ y ‘subnormal’ e intentando hacer partícipes a algunos clientes de la situación generada, (...) llegando la empresa a la conclusión de que esta situación es insostenible para el correcto funcionamiento del negocio”.
Insultos y escándalos
En otra ocasión, cuando estaba de baja, “se presentó en el restaurante con claros síntomas de embriaguez, exigiendo que le sirvieran bebida. Como no se le sirvió nada, porque los empleados ya tenían instrucciones claras de que no podían servirle nada de alcohol, se puso a hacerle fotos a la lista de precios y a proferir insultos contra un camarero al que llamó peyorativamente ‘macho alfa’ y también ‘subnormal’ y amenazas de presentar denuncias ante la Inspección de Trabajo, Hacienda y la Seguridad Social, retando a dicho camarero a que lo sacase del local ‘a hostias, si tenía cojones’”. Y a su expareja también le gritó: “Muerta de hambre, inútil, mongola, no vales para nada, imbécil, te voy a cerrar el negocio”.
Tras su despido, el hombre denunció alegando que el despido era improcedente y reclamando una cuantiosa indemnización, además del pago de salarios no abonados y vacaciones no disfrutadas. Pero los jueces le han dado la razón a la mujer, al considerar que no existía una relación laboral probada entre las partes.
En el proceso judicial, el hombre argumentaba que su relación trascendía lo sentimental y constituía una relación laboral formal. Sin embargo, el tribunal determinó que la evidencia presentada no sustentaba esta afirmación. La falta de pruebas concluyentes que demostraran un vínculo contractual más allá de la relación personal fue clave en el fallo del tribunal. “El demandante no tenía un horario de trabajo, llegaba entre las 12.00 y 13.30. No trabajaba como cocinero ni hacía funciones de gerente”, finaliza la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Por ello, el despido queda confirmado y la mujer no deberá pagar nada.