La hija de Ana Belén Arrabal lleva un año a la espera de que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) le llame para trabajar de enfermera. Se graduó en 2023, pero todavía no ha logrado entrar en la bolsa de empleo porque lleva tres años sin ser actualizada. “Veo cómo a ella, como a la mayoría de enfermeras que han terminado la carrera, no le llaman. Entonces deciden echar en la bolsa de Madrid, Segovia, Palma de Mallorca o Canarias. Se tienen que ir de Andalucía”, explica su madre, portavoz de la Plataforma de Enfermeras por Andalucía (PEPA). Según datos del Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería (CAE), el 60% de los graduados de Enfermería terminan por marcharse de la comunidad, un éxodo que acrecienta la falta de profesionales en su sistema sanitario.
En esta estadística se encuentra Roberto López. Aguantó año y medio “dándole una oportunidad al SAS”, pero en 2018 terminó por marcharse a Pamplona. “Llegó un momento en el que para mí no era concebible tener un grado universitario, dos másters y estar trabajando en un bar”, explica. En Navarra, encontró “unas oportunidades que en el SAS eran impensables”, asegura. “Incluso para uno o dos días me llamaban para trabajar, prácticamente en los años que estuve en Pamplona no me faltó trabajo. Y ya ni hablamos del sueldo”, cuenta.
Situaciones como la de López han llevado a las enfermeras andaluzas a salir este domingo a protestar en Sevilla. Con una maleta en la mano, denunciarán no solo la emigración andaluza, sino también la falta de estabilidad profesional. “Te hacen un contrato de un mes en Granada, un mes en Málaga y otro en Sevilla. Ahora te vas a Bilbao tres meses y luego otros tres a Madrid. Siempre tienes que estar con la maleta hecha”, denuncia Arrabal.
La sobrecarga es otra de las condiciones que les empujan a irse. “Tenemos en las plantas de hospitalización 18-20 pacientes a cargo de una enfermera. Eso es aberrante, porque realmente la media europea está en 6-8 pacientes por enfermera”, asegura Gorka Sanz, enfermero de UCI y portavoz de la PEPA. Desde el CAE, calculan que la ratio andaluza se sitúa en 423,8 enfermeras por cada 100.000 habitantes, mientras que la media española es de 630,2 profesionales por cada 100.000 habitantes y 873 en el resto de países europeos.
Esto se traduce, según la PEPA, en una falta de 34.000 enfermeras en el SAS. “Al final, esta merma en el personal hace que desgraciadamente muchos pacientes mueran, porque no hay suficiente gente para vigilarles en las plantas ni en las UCI”, lamenta el enfermero, que asegura que en Andalucía “el cuidado no está en los estándares de calidad que se merecen los pacientes de la sanidad pública”.
De la carrera profesional al cambio de clasificación
La migración de las enfermeras andaluzas no es la única razón que ha hecho que salgan a la calle este domingo. Los manifestantes exigen la jubilación anticipada para el colectivo, la actualización de la bolsa de trabajo y un mayor reconocimiento de las especialidades de Enfermería, actualmente limitado a siete en España y cuatro en Andalucía.
Asimismo, critican la falta de desarrollo de la Carrera Profesional, un instrumento que reconoce a través de un complemento salarial los avances alcanzados y que, según denuncian, está bloqueado por la Administración. “Tenemos cinco niveles (de carrera) cuando en el resto de comunidades autónomas son cuatro. Eso supone cinco años más para poder alcanzar el siguiente nivel, mermando así los ingresos. Además, el primer nivel son únicamente 70 euros, y en comparativa con el resto de comunidades tendría que ser de 180-200 euros”, aclara Sanz.
Protestan igualmente por el solape de jornada, es decir, el tiempo que dedican al cambio de turno cada vez que acuden al trabajo. Este solapamiento supone “un montante de 80 horas anuales gratis trabajadas”, calcula la PEPA.
El colectivo recoge también la reclamación del cambio de categoría profesional: pese a tener estudios universitarios, las enfermeras se ubican en el subgrupo funcionarial A2, lo que supone diferencias salariales significativas con otros profesionales sanitarios como médicos, farmacéuticos o psicólogos. Ante la falta de reconocimiento a nivel estatal, proponen que este descuadre de sueldo “se retribuya a nivel comunitario” a través de un “complemento de compensación A1″. La PEPA repetirá la marcha de Sevilla en Málaga el próximo 10 de noviembre.