El matrimonio de la reina Sofía y el rey Juan Carlos I ha estado marcado por los numerosos escándalos y las relaciones extraconyugales que han rodeado la vida del emérito. La reciente polémica del padre de Felipe VI ha vuelto a poner el foco en la gran damnificada de toda esta situación: la reina emérita. Pese a que siempre ha sido conocedora de todas y cada una de las infidelidades de su marido, ella siempre ha optado por guardarse su dolor y centrarse en su papel dentro de la Corona.
Desde hace un tiempo, ambos viven separados y en países distintos. Sin embargo, el escándalo de las imágenes y los audios de Juan Carlos I y Bárbara Rey ha permitido que todo el mundo sea conocedor de cómo se expresaba el emérito acerca de su esposa, lo que le ha afectado de manera mucho más directa a Sofía. En sus declaraciones, el entonces soberano da a entender que su matrimonio fue un metro trámite y algo concertado por cuestiones de Estado.
Las pocas palabras de amor del rey emérito se refuerzan con sus continuas deslealtades a la reina Sofía, de quien nunca llegó a estar enamorado. Tanto es así que hubo un momento en el que ella pensó en divorciarse de su esposo, cansada de sus continuas infidelidades. De esta manera, tomó un vuelo junto a sus tres hijos con dirección a la India, donde estaba su madre Federica de Grecia. Precisamente, fue su progenitora quien le hizo entender que lo mejor para ella era anteponer su condición de reina a sus sentimientos y felicidad. Y así fue, pues desde entonces se ha centrado en su papel dentro la monarquía y en el cuidado de su prole.
Su gran evasión y sus principales apoyos
Durante años, la abuela de la princesa Leonor ha estado buscando maneras de evadirse de su cruda realidad, según Lecturas. “Empezó a viajar a Grecia: para el aniversario de sus padres, para la fiesta nacional, para buscar a su perrilllo Topsy...”, desveló la periodista Pilar Eyre en la revista del corazón. “Cualquier excusa era buena para volver a respirar el aire de su país”, añadió la escritora.
La emérita también pasó gran parte de su tiempo viajando a París y a Londres para ver a su hermano Constantino, quien falleció en enero de 2023, y a su fiel amiga Tatiana Radziwill, quien es su primera segunda, pues su madre, la princesa Eugenia de Grecia, es prima hermana de Pablo de Grecia, el padre de Sofía.
Al margen de sus traslados, Sofía también ha contado con grandes apoyos en estos duros momentos. Precisamente, Radziwill ha sido uno de los soportes principales de la reina en su infeliz matrimonio con Juan Carlos I. “La reina es como una hermana, una verdadera amiga con la que tengo tan maravillosos recuerdos compartidos que, a la edad que hemos alcanzado ya las dos, pocas vamos quedando con las que podamos hablar de nuestro pasado. Un tiempo feliz que nos hizo tan fuertes para la vida como encariñadas con los demás, gracias a los valores auténticos que nos dieron”, afirmó Radziwill en una ocasión.
Otra persona que también ha jugado un papel fundamental en su vida es Sabino Fernández Campo, quien en su día fue el fiel consejero del rey Juan Carlos. Eso sí, no cabe duda de que la persona más importante ha sido la princesa Irene de Grecia, quien ha sido la principal consejera y confidente de su hermana, a la que ha acompañado en distintos eventos especiales y con la que, a día de hoy, vive en el palacio de la Zarzuela.
Por último, otra integrante del círculo íntimo de la reina es Laura Hurtado de Mendoza, quien fue nombrada secretaria personal de Sofía poco después de que esta llegara a España tras su boda con Juan Carlos. “Tras más de 30 años llevando la agenda de la Soberana, cuando llegó la hora de la jubilación, Doña Sofía le pidió que siguiera como asesora personal. Laura, que era soltera, aceptó”, escribió la periodista Consuelo Font, especialista en la Casa Real.