La miopía ha ocupado la primera posición del ranking de problemas de visión de los españoles, según ha revelado el IV Barómetro de Bienestar Ocular de Miranza, superando así, con un 37%, el astigmatismo (35%) y la presbicia (32%), que estaban por encima suya en ediciones anteriores del estudio. Suele parecer temprano y todos conocemos sus síntomas: los objetos a larga distancia se ven borrosos.
La explosión de casos en los últimos años ha disparado las alarmas, llevando incluso a algunos expertos a plantearse estar ante una nueva epidemia. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha previsto que para 2030 este problema visual afectará a cuatro de cada diez personas en el planeta, según ha informado CincoDías.
En algunos casos, su presencia ya ha superado el 50% de la población, como en algunos países del sudeste asiático. En España, de momento, no hay cifras exactas, pero sí datos parciales que permiten hacerse una idea de su alcance. Según los resultados de una encuesta realizada por el colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, recogida en el Libro blanco de la salud visual 2022, la miopía afectaba en 2021 al 37% de los españoles.
Ahora, un nuevo estudio publicado por Clínica Baviera ha encontrado que la incidencia ha aumentado hasta el 42%. Las Comunidades Autónomas más afectadas son Sevilla (46%), Ourense y Valladolid (45%).
La luz solar: esencial para nuestra visión
No se sabe exactamente el por qué del crecimiento de los casos de miopía en la población mundial, pero si parece haber, cada vez más, un consenso que ha señalado que los hábitos de la vida moderna podrían estar detrás. Especialmente, por la reducción del tiempo que se pasa al aire libre y el aumento del mismo enfrente de dispositivos móviles, televisores o tabletas.
“No se ha llegado a ninguna conclusión definitiva, pero parece que factores como la distancia de enfoque y la falta de exposición a la luz natural pueden influir”, ha explicado Clara Martín, oftalmóloga de Clínica Baviera.
El problema de la miopía no es que limita el poder distinguir y enfocar objetos o personas a larga distancia, sino que también puede afectar a la forma del ojo, volviéndolo cada vez “más alargado de lo normal”, ha dicho Marín. Usar gafas, lentillas o someterse a una cirugía ocular son solo unas medidas que no pueden recomponer el daño estructural.
Esto hace que los miopes sean más propensos a padecer otras enfermedades oculares como el desprendimiento de retina o el glaucoma, sobre todo en casos que se esté por encima de las seis dioptrías. “Es una de las principales causas de ceguera y baja visión en nuestro país”, dice Laura Batres, portavoz del Consejo General de Colegios Ópticos-Optometristas (CGCOO) y de la Sociedad Española de Optometría (SEO).
A esto se le suma el impacto económico. “Los gastos directos e indirectos asociados a la miopía son comparables a los costes de enfermedades cardiovasculares o la diabetes, y además su prevalencia está aumentando a un ritmo mucho más rápido”, ha señalado Batres. La portavoz ha afirmado que un paciente con miopía gasta 300 euros al año solo en gafas o lentillas, una cifra que no incluye “los gastos derivados de las consultadas oftalmológicas y los tratamientos e intervenciones quirúrgicas”.
Gafas y lentillas gratis para 2025
Laura Batres ha apuntado que uno de los principales riesgos es la condición socioeconómica. En el caso de la miopía, se traduce en la imposibilidad de hacer frente a los gastos de las medidas correctivas. Afortunadamente, Mónica García, ha anunciado que se va a poner en marcha un plan para incluir las gafas y las lentillas en la cartera de servicio para 2025.
Alfredo Ferrer Ruiz, vicepresidente y secretario de comunicación y relaciones internacionales de la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE), ha indicado que esta organización apoya la propuesta, pero advierte de que el anuncio de Sanidad deja “muchas preguntas abiertas”. Por ejemplo: “¿Se aplicará solo a la miopía o también a otras dolencias oculares como la hipermetropía, el astigmatismo, la presbicia o el estrabismo? ¿Quién será el encargado de prescribir las ayudas? ¿Se tratará de una prestación única o esta cubrirá la necesidad de los recambios?”, ha indicado.
Por su parte, la oftalmóloga Clara Marín ha dejado caer un rayo de esperanza: ““Podemos reducir la incidencia con unas adecuadas medidas de prevención, sobre todo en las futuras generaciones: actividades al aire libre para ejercitar la visión lejana, reducir el tiempo de exposición a pantallas y procurar un buen descanso visual”.