“Vengo solo en mi coche, no tengo secretaria, no tengo a nadie detrás ni al lado”. José Luis Ábalos pronunció estas palabras en una rueda de prensa en el Congreso el pasado 27 de febrero, después del ultimátum de Ferraz para que entregara el acta de diputado. Pero quien fuera ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE hasta julio 2021 se negó a renunciar a su escaño para defender su “honorabilidad”.
El partido le señaló la puerta de salida apenas cinco días después de que estallara el caso Koldo, la presunta trama del cobro de comisiones en la compra de mascarillas al inicio de la pandemia que solo implicaba, por aquel entonces, a su exasesor Koldo García. Ante la negativa del exdirigente socialista a dejar su acta, el PSOE le suspendió cautelarmente de militancia y abrió la vía a expulsarlo del partido, un proceso que todavía continúa abierto.
La soledad que denunciaba Ábalos a finales de febrero no era total, ya que se aireaba especialmente en público. En privado, el extitular de Transportes seguía teniendo contacto y conversaciones con muchos compañeros del partido semanas después de la decisión de la Comisión Ejecutiva Federal de incoar un expediente disciplinario. Y es que, Ferraz asumió “con dolor” su decisión de exigir responsabilidades políticas, como resume una voz con peso en la formación de la rosa, que añade: “No fue agradable”.
Meses después, esa delicada relación también comenzó a tambalearse públicamente tras la auditoría del Ministerio de Transportes, encargada por el actual ministro, Óscar Puente, que le situó en el centro de las operaciones que dieron origen a la presunta trama de corrupción. Como respuesta, Ábalos deshizo su promesa de acatar la disciplina de voto del PSOE, ya que el ahora diputado del Grupo Mixto comenzó a votar diferente a los socialistas en varias votaciones en el Congreso.
“Más que un informe o una auditoría, parece un tribunal de honor, que está prohibido por la Constitución”, señaló en una entrevista en Cuatro. Ábalos confesó sentirse decepcionado con su partido al no esperarse este informe, más propio de un juez o que el ministerio hubiera dado cuenta a la autoridad judicial que investiga el caso en la Audiencia Nacional en lugar de hacerlo público mediante una rueda de prensa.
Posteriormente, en una entrevista en El Español, Ábalos dio un paso más al abrir la puerta a dejar de apoyar al PSOE en el Congreso: “Desde ahora votaré en conciencia”, confesó para subrayar que iría decidiendo el sentido del voto caso por caso. Desde la parte socialista del Gobierno enmarcaron estas acciones en que estaba “mosqueado” y no dudaban de que seguirían contando con su apoyo. “Votará en conciencia con el PSOE a pesar de su enfado”, zanjaron voces gubernamentales, que reconocieron que le pidieron “apartarse” mientras durara le proceso judicial.
Ahora, cuando el exministro está al borde de la imputación por el caso Koldo tras el demoledor informe de la UCO, el PSOE y el Gobierno ya no quieren saber nada de quien un día fue una figura clave en Ferraz y en Moncloa. Los máximos representantes, con Pedro Sánchez a la cabeza, sacan ahora pecho de la decisión de expulsarle del partido y auguran que “no habrá impunidad”.
Aunque el nuevo informe de la UCO, conocido el pasado jueves, sumió en un principio al partido en el desconcierto, los socialistas ya tienen asumida la imputación de Ábalos y se apartan de su figura. En privado, quien se atreve a hablar de él lo hace para mostrar su decepción. El Gobierno le dejó caer y el partido busca delimitar la causa al exdirigente socialista. En lo que respecta a la reunión entre el exministro socialista y la número dos de Maduro, Delcy Rodríguez, cuyo relato puso en cuestión la UCO, en Moncloa dan a entender que el líder del Ejecutivo fue engañado por el extitular de Transportes.
Sánchez tomó tierra de por medio mucho antes
Si la ruptura de las relaciones entre Ábalos y el PSOE fue paulatina desde el mes de febrero a esta parte, la amistad entre Sánchez y el exministro comenzó a dar visos de fractura mucho antes. En julio de 2021, de manera inesperada, el presidente del Gobierno prescindió de su ministro de Transportes, quien llegó a formar parte de su núcleo duro. Quebrada la confianza, Ábalos fue invitado a salir y este dejó posteriormente el cargo de secretario de Organización del PSOE.
La única explicación dada hasta ahora a su sustitución es la “remodelación del Gobierno y del partido”. En palabras de la portavoz del PSOE, Esther Peña, “el impulso que se quiso dar en su momento hizo que se cambiaran las caras y es innegable que Ábalos fue una pieza más que en ese momento dio un paso a un lado, como hizo Carmen Calvo [exvicepresidenta del Gobierno] o el jefe de gabinete [Iván Redondo]”.
Lo cierto es que, aunque el cambio de Carmen Calvo tampoco se entendió y tanto ella como Ábalos pasaron a quedar rezagados en el grupo parlamentario, ambos volvieron a ser incluidos en las listas para las elecciones generales del 23-J. Si bien, mientras el extitular de Transportes siguió como diputado raso, la exvicepresidenta y exministra de Presidencia fue propuesta para presidir el Consejo de Estado, un cargo que ocupa actualmente.
Antes de estar condenado al ostracismo por su partido tras las nuevas pesquisas por el caso Koldo, Sánchez ya le había apartado de su lado. Sin embargo, esta distancia contrasta con la unión que llegaron a materializar. Y es que, Ábalos fue de los pocos fieles de Sánchez cuando el partido le dio la espalda y le echó hace ocho años. El exdirigente socialista movió cielo y tierra para devolver al líder del PSOE a la Secretaría General del partido en 2017. De hecho, defendió la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y se convirtió en hombre fuerte de Sánchez.
Ábalos apareció hasta 13 veces en ‘Manual de resistencia’
En su libro Manual de resistencia, Sánchez alude a Ábalos hasta en 13 ocasiones. “Recuerdo especialmente las palabras de José Luis Ábalos: La credibilidad y la coherencia no se transmiten ni se heredan Pedro –me dijo–. Eres tú el que lo tiene que hacer, si no esto no se gana. Sus palabras me decían que no tenía elección”, dice en su capítulo ‘¿Por qué me hice socialista?’.
Sánchez reconoció el apoyo de Ábalos, que le empujó en su batalla para convertirse por segunda vez en secretario general del PSOE. Incluso, dentro de esta pugna, celebró su primer mitin en el pueblo del exdirigente socialista. “No era yo solo el que llenaba los actos... Ábalos, Adriana... También llenaban los sitios hasta la bandera... Es otra experiencia que desmiente a los que querían desacreditarnos con acusaciones de personalismo”.
Y le dedicó palabras de agradecimiento por estar ahí en sus momentos más duros. “Todos intervinieron para persuadirme de que me presentara... Dieron la cara ante los medios Adriana, José Luis Ábalos... muchos pensarán que dónde iban esos locos, y lo cierto es que su compromiso aumentaba a medida que daban la cara por mí y se comprometían en público”.
Sin embargo, en su último libro, Tierra Firme (Península, 2023), el líder socialista se olvida por completo de Ábalos, a pesar de que narra su acción al frente del primer Gobierno de coalición. El abismo que separa a Sánchez y Ábalos ya no tiene vuelta atrás. Tampoco en el partido, donde –en palabras de Esther Peña– rehúsan citarle de manera expresa y se refieren a él como “esa persona”.