Cinco curiosidades del carnívoro terrestre más grande del mundo: ha sido capaz de adaptarse a vivir en el hielo

Considerado un mamífero marino, tiene diversas peculiaridades que le permiten desarrollarse en un hábitat único y extremo, como es el Océano Ártico

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El carnívoro terrestre más grande del mundo vive en el Ártico. (UMA)
El carnívoro terrestre más grande del mundo vive en el Ártico. (UMA)

No solo son capaces de caminar y nadar grandes distancias a través del hielo y sus aguas frías, sino que también destacan por su fortaleza y habilidad y, por supuesto, su belleza. A pesar de que hay quienes creen ya saberlo todo sobre el que se considera el carnívoro terrestre más grande del mundo, lo cierto es que atesoran un sinfín de curiosidades que hacen de esta una especie que merece la pena conocer a fondo, al menos en la distancia. Y es que ver de cerca estos animales no es tan sencillo: viven en el Océano Ártico.

Tal es la magnificencia de estos animales que, en ocasiones, han sido avistados nadando a cientos de kilómetros de distancia de tierra. Para ello utilizan sus grandes y palmeadas patas delanteras, que usan para remar y sobreponerse a las capas de hielo que flotan en el mar en el que se encuentran. Esto se debe a que viven en uno de los lugares más fríos del planeta, donde se han adaptado a estar gracias a la capa de piel aislante que cubre, al mismo tiempo, su capa de grasa, que les mantiene con una temperatura corporal alta.

Se trata de los osos polares, uno de los animales que más fascinación provocan en los seres humanos. Esto no es de extrañar, si se tiene en cuenta el sinfín de curiosidades que esconden como, por ejemplo, que su pelo blanco es lo que les permite aislarse del frío y camuflarse en la nieve y el hielo, para ocultarse ante sus presas, que suelen ser las focas con las que comparten hábitat. No obstante, también se alimentan de cadáveres, ya que estos son los reyes de su entorno y no suelen tener enemigos.

Es la única especie de oso que se considera mamífero marino

Los osos polares son capaces de caminar y nadar grandes distancias a través del hielo. (Philippe Ricordel/Nikon Comedy Wildlife)
Los osos polares son capaces de caminar y nadar grandes distancias a través del hielo. (Philippe Ricordel/Nikon Comedy Wildlife)

Los osos polares, que habitan principalmente en el hielo marino del Océano Ártico, dependen de este entorno para obtener alimento y establecer su hábitat. Debido a esta estrecha relación con el océano, son la única especie de oso clasificada como mamífero marino.

Su piel no es blanca

Bajo su espeso pelaje, los osos polares poseen una piel de color negro. Aunque su pelo parece blanco, en realidad es translúcido y refleja la luz visible, lo que genera esa apariencia. Al examinar un mechón de su pelaje, se observa que es transparente y hueco, lo que permite atrapar el calor, contribuyendo a su aislamiento térmico y a su característico color blanquecino.

Son capaces de nadar durante días

El oso polar es capaz de nadar a velocidades de hasta 10 kilómetros por hora y recorrer grandes distancias en el agua. Sus patas delanteras, de gran tamaño, están adaptadas para remar, mientras que las traseras se mantienen planas, actuando como un timón que les permite maniobrar con facilidad durante sus largas travesías acuáticas.

Hasta 2,5 metros de altura y 800 kilos

Oso polar en un bloque de hielo. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Oso polar en un bloque de hielo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

A su vez, son animales de gran tamaño. Un macho adulto suele medir entre 2 y 2,5 metros de longitud y puede llegar a pesar hasta 800 kilos. Para mantener este peso, necesitan consumir una considerable cantidad de alimento, alrededor de 30 kilos de carne al día.

Un potente olfato

Una de las características más destacadas de los osos polares es su agudo sentido del olfato, que les permite detectar los agujeros en el hielo utilizados por las focas para respirar. Tras localizar uno de estos puntos, aguardan pacientemente la llegada de una presa. Son capaces, incluso, de percibir una foca en el agua bajo un metro de nieve compactada.

¿Están en riesgo?

Aunque resulta complicado calcular con precisión el número de osos polares, los científicos estiman que la mayoría de sus poblaciones están en retroceso. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los clasifica como una especie “vulnerable”, con una población cercana a los 26.000 ejemplares. Las hembras suelen tener dos crías, que nacen entre noviembre y febrero, y permanecen junto a sus madres durante cinco meses, aprendiendo a cazar y a protegerse de los machos adultos.

El cambio climático sigue siendo la principal amenaza para la supervivencia del oso polar, pero no es el único desafío. La creciente actividad de la industria del petróleo y el gas en el Ártico representa un riesgo adicional para su hábitat. Las exploraciones petrolíferas pueden destruir el entorno, y el contacto con derrames de petróleo reduce la capacidad aislante de su pelaje, obligándolos a gastar más energía para mantenerse calientes. Además, los osos corren el riesgo de envenenarse, no solo por el petróleo, sino también por otras sustancias tóxicas como pesticidas, que a menudo ingieren de forma directa o a través de sus presas.

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