Lalla Salma, la primera esposa del rey Mohamed VI de Marruecos, es un enigma que ha fascinado tanto a su pueblo como a la prensa internacional. Su ascenso como figura pública, su desaparición de la vida oficial y los rumores que la rodean, forman una narrativa digna de un cuento de hadas moderno. Sin embargo, la realidad de su vida parece estar lejos de esa fantasía.
En 2002, cuando Mohamed VI, quien había heredado el trono tras la muerte de su padre, el rey Hassan II, eligió a Salma Bennani como su esposa, fue un evento histórico para Marruecos. El monarca rompió con siglos de tradición al casarse públicamente con una joven 14 años menor y otorgar a su esposa un título real: “princesa consorte”. Esta decisión no solo fue innovadora, sino que también marcó un intento de modernización de la imagen de la monarquía alauí.
También puedes seguirnos en nuestro canal de WhatsApp y en Facebook
Lalla Salma, ingeniera informática graduada con honores en la Escuela Nacional Superior de Informática y Análisis de Sistemas de Rabat, rápidamente se ganó el corazón del pueblo marroquí. Su belleza, con una melena pelirroja que contrastaba con el canon tradicional del país, y su elegancia, la convirtieron en una figura carismática y cercana. A lo largo de los primeros años de su matrimonio, Salma participó activamente en eventos públicos, tanto en Marruecos como en el extranjero, destacándose como un símbolo de modernidad para la monarquía. Algo muy diferente a lo que ocurrió con la madre de Mohamed VI, Lalla Latifa, quien vivió toda su vida alejada del escrutinio público.
Una desaparición progresiva
Su presencia en actos oficiales y su liderazgo en causas filantrópicas, especialmente en la lucha contra el cáncer, le granjearon admiración tanto dentro como fuera de Marruecos. En 2005, fundó la Fundación Lalla Salma para la Prevención y el Tratamiento del Cáncer, un proyecto pionero que continúa ayudando a miles de personas en el país.
Sin embargo, tras su matrimonio y la llegada de sus dos hijos, el príncipe heredero Moulay Hassan (21), y la princesa Lalla Khadija (17), Lalla Salma empezó a desaparecer de la esfera pública. Las apariciones se hicieron más esporádicas y, para finales de 2017, su ausencia era bastante notable. Poco después, comenzaron a circular rumores sobre un posible divorcio entre ella y Mohamed VI, lo que fue confirmado en 2018, aunque nunca se llegó a anunciar si su título de princesa también se retiró. A partir de ese momento, su desaparición de la vida pública se volvió definitiva, lo que alimentó una serie de teorías y especulaciones en torno a su paradero, y que la han consagrado como “la princesa fantasma”.
Durante mucho tiempo, circularon rumores que sugerían desde un secuestro hasta un exilio forzoso. Sin embargo, ninguna de estas conjeturas ha sido respaldada con pruebas, y solo se ha podido ver a Lalla Salma a cuentagotas desde entonces. Algunos medios marroquíes informaron que Lalla Salma reside en una finca en Rabat, un lugar clave en el que vive junto a la princesa Khadija y que le permite estar cerca del príncipe heredero El Hassan, quien supuestamente reside en el Palacio Real del Rabat junto a su padre.
No obstante, las teorías sobre las personas residentes en Marruecos son diversas, ya que según el periódico local Assahifa Arab, Lalla Salma “celebró su 44 cumpleaños en una finca de la familia real en las afueras de Rabat, donde habita casi de manera permanente”. Además, la princesa ha sido vista en varias ocasiones en el extranjero.
En 2022, fue captada de vacaciones en Grecia con sus hijos, un hecho que disipó muchos de los rumores sobre su paradero. Según reveló ¡Hola! este verano tras ser vista junto a su hija en Mykonos, la exmujer de Mohamed VI posee una villa en la isla de Kea que está hecha de piedra y cuenta con siete habitaciones, nueve baños, una piscina con vistas al mar, un spa y se ve rodeada de un jardín de más de 20.000 metros cuadrados.
Un título que incluye el repudio
Esta “desaparición” no es un fenómeno nuevo en la familia real marroquí. La madre de Mohamed VI, Lalla Latifa, fue igualmente invisible durante su vida. Aunque desempeñó un papel crucial como madre del heredero y figura clave en el palacio, permaneció siempre fuera de la vista pública. Su presencia se mantuvo en las sombras, hasta su fallecimiento en 2023, un destino que parece haber seguido Lalla Salma.
No obstante, la vida de su exsuegra fue mucho más difícil de lo que ha podido ser para ella, aunque convertirse en madre fue su gran salvación. Su nuevo estatus en palacio le otorgó a Lalla Latifa la posibilidad de vivir en un lujoso apartamento en la segunda planta del lugar que la mantenía alejada de su marido. Allí, convivió con sus concubinas, algunas de ellas enfermeras que fueron “regaladas” al rey por el presidente filipino Ferdinand Marcos.
Tras su muerte, los medios locales destacaron esta “invisibilidad” como una virtud en su reinado, ya que “estaba interesada en preservar las tradiciones y costumbres de la familia real marroquí”. Aunque Hassam II confesó en una entrevista con el Institut national de l’audiovisuel de Francia en 1989 que para él “está bien educada, es presentable, pero no es una reina”.