La opa hostil de BBVA sobre el 100% de las acciones de Banco Sabadell “no tiene visos de salir”, ha declarado hoy jueves el consejero delegado del banco catalán César González-Bueno, para quien se trata de una operación “muy compleja” debido a que las versiones de ambas entidades sobre los datos “son divergentes”.
Por el momento, BBVA va cubriendo etapas de su hoja de ruta para hacerse con el banco catalán, que inició el pasado 9 de mayo al lanzar una opa hostil después de que el Sabadell rechazara una opa amistosa.
Desde entonces, el banco vasco ha conseguido los permisos necesarios para seguir adelante con la operación, entre ellos los de las autoridades de competencia de países donde Banco Sabadell tiene presencia, como Estados Unidos, Francia, Portugal, Marruecos y Gran Bretaña, además del visto bueno del Banco Central Europeo (BCE).
Ya solo necesita la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que ya ha admitido a trámite la solicitud de la opa, y la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), además de la aceptación de la oferta por parte de los accionistas de Sabadell que representen la mayoría de su capital social.
Respecto a la CNMC, González-Bueno tiene dudas de que decida sobre la operación en fase 1. En cuanto a las diferencias de los datos ofrecidos por ambas entidades, ha puesto como ejemplo que BBVA dice que las pymes en las que los dos bancos coinciden son el 1,5% del total, mientras que el Sabadell calcula que son el 40%: “Ellos no incluyen aquellas en las que solo estamos nosotros o las que estamos los dos con otro banco”, ha indicado.
Ha incidido en que la oferta del BBVA es insuficiente tras bajar desde que se inició la operación. A su juicio, “si antes era insuficiente, ahora lo es más”. Los analistas calculan un precio objetivo de la acción de Sabadell de 2,25 euros, por encima de la oferta del banco vasco. Otro motivo que dificulta la operación, en opinión de González-Bueno, es que sea una opa hostil, que no sea transparente y que no tenga la información adecuada.
Efectos sobre los clientes
Si la operación sale adelante y culmina con la fusión de ambas entidades, afectará a los clientes actuales y futuros de ambos bancos. La principal consecuencia es que aumentará la concentración del negocio bancario con lo que se reduce la competencia y los usuarios de servicios financieros tendrán menos entidades y opciones entre las que elegir al contratar un depósito, pedir una hipoteca, solicitar una tarjeta o invertir en un fondo de inversión o un plan de pensiones.
“La opa haría que los ciudadanos dispusieran de una menor oferta bancaria, quedando encasillados entre las tres entidades principales, careciendo así de oferta competitiva, lo que produciría efectos lesivos en el sistema financiero español”, señalan desde la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin).
También desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ven un lado oscuro en la opa, ya que además de reducir la competencia en el ámbito financiero al incrementar la concentración bancaria, podría provocar un aumento de las comisiones y un encarecimiento de los créditos y las hipotecas.
La menor competencia es también una de las consecuencias en las que se basa el Gobierno español para rechazar la operación, según ha manifestado en numerosas ocasiones el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, debido a los “efectos lesivos potenciales” que puede tener sobre la estabilidad financiera, los clientes y la economía.
Incide en que la opa aumentaría la concentración bancaria, y supondría pasar del 62% de la actualidad al 70% la cuota de mercado que concentrarían las tres principales entidades bancarias españolas: CaixaBank, Banco Santander y BBVA, lo que perjudica la competencia y tendrá “efectos negativos” para los clientes, para la inclusión financiera y para la estabilidad financiera y la transmisión de la política monetaria, a juicio de Cuerpo.