Marius Borg, el hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega, era detenido la noche del 4 de agosto después de que su novia de entonces, Juliane Snekkestad, llamase a la policía tras ser agredida física y verbalmente por el joven en su apartamento. La chica, que tuvo que ser ingresada con una conmoción cerebral, acabó interponiendo una orden de alejamiento contra él de seis meses.
Sin embargo, el día 13 volvía a ser detenido por saltársela y, un día después, fuentes policiales desvelaban a NRK que se habían ampliado los cargos contra el hijastro del príncipe, acusándole de un nuevo caso de lesiones corporales, violencia en relaciones cercanas, amenazas e incumplimiento de una orden de alejamiento. En medio de este revuelo, varias exnovias de Borg alzaban la voz y se animaban a compartir con la sociedad noruega que el hijo de Mette-Marit también había ejercido violencia contra ellas.
Una de sus exparejas, Nora Haukland, publicó un comunicado en redes sociales: “Pensé en mantener la boca cerrada hasta que saliera la declaración de mi ex, y entonces sentí una gran sensación de frustración. Marius habla como si fuera la primera vez que sucede. Pide algún tipo de empatía: ‘Voy a buscar ayuda, estoy luchando’ y todo esto le resultó muy familiar. También me dijo que debería buscar ayuda cuando lo dejé”, dijo en un vídeo en el que, además, confesó que su ex “fue violento” con ella tanto física como verbalmente.
Días después de las palabras de Haukland, la policía noruega detenía a un hombre de 26 años, acusado de amenazar de muerte a la joven para que retirara su denuncia contra Marius, por lo que Nora decidió salir temporalmente del país. “Ahora no estoy en Noruega porque no es seguro. Noruega y Oslo son pequeños y es fácil saber dónde vive alguien”, aseguró.
“No considerarse probado ningún delito penal”
Esta polémica, sumada a investigaciones por malversación con una tarjeta de crédito, robos y fiestas en la residencia real de Skaugum y relaciones con personas conflictivas, han hecho saltar por los aires la reputación de la Casa Real noruega. No obstante, Marius Borg respira aliviado en medio de la tormenta gracias una causa judicial que tenía pendiente. Según el medio noruego Se og Hør, “Borg Høiby fue denunciado el 7 de agosto de 2024 por robo de un scooter. El incidente en sí ocurrió en 2023. El caso fue investigado como posesión ilegal de bienes muebles y/o violación de posesión”.
No obstante, este jueves 17 de octubre se ha conocido que el “caso ahora ha sido desestimado por no considerarse probado ningún delito penal. La víctima ha sido notificada de la decisión y tiene derecho a apelar”. La clave del caso reside en que la scooter ha estado durante mucho tiempo dentro de la casa que Marius administra en Skaugum, pero la policía no ha podido demostrar que el vehículo haya sido robado por Marius, como afirmó su propietario.
El hijastro del futuro rey vive en una de las estancias anexionadas a la residencia de sus padres en la residencia real, aunque la sociedad noruega desconoce si paga algún tipo de alquiler “o si vive allí gratis”. Se og Hør también ha informado que hace unas horas el abogado de Marius Borg ha negado su culpabilidad en los delitos de agresión a su expareja y, además, “afirmó que una de sus exparejas también había maltratado a Marius”.