Un guardia civil denuncia que no le dejan volver al trabajo tras sufrir una lesión medular que le dejó en silla de ruedas

Jacobo Barchín lleva años intentando reincorporarse al servicio en funciones que su discapacidad le permita realizar

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Suboficiales de la Guardia Civil
Suboficiales de la Guardia Civil hacen filas a su llegada al acto de entrega de los certificados de la 44ª promoción de acceso a la escala de suboficiales. (Alberto Ortega/Europa Press)

“Inutilidad para el servicio”. Con ese argumento han justificado, desde el Ministerio de Defensa, una resolución a propuesta de la directora de la Guardia Civil para que Jacobo Barchín no pueda volver a formar parte del cuerpo. Este hombre, de 34 años, se quedó en silla de ruedas tras sufrir una lesión medular en un accidente con la bicicleta en 2020. Él tenía claro que quería seguir enfundándose el uniforme de la Benemérita, aunque sea en un trabajo de oficina, pero por el momento, parece que no podrá ser así.

De este modo, esta misma semana se le ha notificado su pase a retiro debido a su discapacidad, que es del 70% y afecta solamente a la parte inferior de su cuerpo. Han sido muchos años de rehabilitación y de ejercicios, pero gracias a eso, con ayuda de una prótesis, todavía puede caminar algunas distancias cortas y mantenerse en pie, algo que podría ser más que suficiente en una oficina o en atención al público.

Por todo ello, la negativa del Ministerio ha supuesto un duro golpe para sus aspiraciones. Este mismo verano, la Guardia Civil había anunciado “posibles modificaciones” en su reglamento interno, mientras el Gobierno aprobaba la eliminación del despido automático por incapacidad permanente.

Existen precedentes jurídicos

Toda la esperanza ha resultado en van, pues la vía administrativa ha resultado agotada con esta última decisión. No obstante, tal y como ha declarado a diversos medios de comunicación, su objetivo sigue siendo entrar en el cuerpo, algo que era su sueño desde que era pequeño. Con esto en mente, presentará una demanda en los juzgados por lo que considera un claro caso de discriminación laboral, con ayuda de los servicios jurídicos de la Asociación Unificada de Guardias Civiles.

No sería raro que, por ello, dentro de un tiempo Jacobo pudiera volver a la Benemérita. Si bien no hay precedentes en la Guardia Civil, sí lo hay en otros cuerpos como en el Ejército de Tierra, donde una mujer trabajaba también en silla de ruedas. En la Policía Nacional hay un caso similar, con un hombre con una pierna biónica que tuvo que también llegar hasta un juicio para poder volver a trabajar, denuncia que se saldó con éxito.

El parecer de los doctores

Otro argumento a su favor es que, un año y medio después de su accidente, un tribunal médico militar de Valencia lo sometió a un examen físico, tras el que determinaron que todavía era válido para el servicio, justo antes de que le entregara un certificado del grado de discapacidad en un 70%, una cifra que acabó siendo ‘demasiado alta’ para trabajar en el cuerpo. Menos favorable fue la visita a otro hospital en enero de este año, cuando los médicos, pese a que de nuevo le dieron esperanzas, acabaron decretando su incapacidad permanente y elevaron al 76% su grado de discapacidad.

Habrá que ver si los tribunales pueden resolver la situación de forma más favorable para el guardia civil. Antes de su lesión, estaba destinado en la zona de El Campello (Alicante), un lugar que ha asegurado que está en perfectas condiciones para que una persona con sus limitaciones de movilidad pueda prestar servicio, sin tener que pagar por ello un solo euro más.

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