La Policía Nacional y el servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria ha desarticulado una red comercial dedicada al contrabando de productos químicos a Rusia, con un importante decomiso de 13.000 kilos de este material en el Puerto de Barcelona. Este entramado, que operaba en varias localidades de Cataluña, estaba directamente vinculado con el suministro de sustancias químicas que, en algunos casos, podrían ser utilizadas en la fabricación de armas químicas o agentes nerviosos, en clara violación de las sanciones internacionales impuestas contra Rusia desde el inicio del conflicto en Ucrania.
La operación, en la que han sido detenidas cuatro personas en Sant Feliu de Guíxols (Girona), Cerdanyola del Vallès y Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), comenzó en 2022. Fue entonces cuando las autoridades españolas detectaron los primeros indicios de una empresa gestionada por ciudadanos de origen ruso, que había establecido un sofisticado sistema de triangulación comercial para burlar las sanciones internacionales impuestas a Rusia.
La empresa española implicada en esta operación contaba con una filial en Moscú, encargada de recibir los productos químicos. Sin embargo, para evitar las sanciones y el control de las autoridades internacionales, el destino final de las sustancias era ocultado mediante una serie de empresas pantalla situadas en países como Armenia y Kirguistán. Estas empresas, según la investigación, nunca llegaban a recibir los productos, que eran desviados por vía terrestre hacia la Federación Rusa.
La utilización de este tipo de estructuras comerciales, conocidas como triangulaciones, es una táctica común para evadir los controles internacionales. En este caso, la empresa en cuestión aprovechó las lagunas en los sistemas de control aduanero de ciertos países para hacer llegar estos productos químicos, muchos de ellos sujetos a estrictas sanciones internacionales debido a su potencial uso en la fabricación de armas químicas.
Aunque la operación ha logrado importantes avances, la investigación sigue abierta. Las autoridades continúan trabajando para identificar, localizar y detener a otros individuos implicados en este entramado. El uso de empresas pantalla y la compleja red logística y económica creada para evadir las sanciones internacionales sugieren que podría haber más implicados en estos hechos, tanto a nivel nacional como internacional.
La investigación, dirigida por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, se enmarca en la intensificación de las sanciones internacionales contra Rusia tras su invasión de Ucrania. Desde 2022, la Unión Europea ha implementado una serie de medidas restrictivas que prohíben el suministro de ciertos materiales y tecnologías a Rusia, especialmente aquellos relacionados con la industria militar y la fabricación de armas.
Entre los productos incautados se encuentran sustancias catalogadas como de doble uso, es decir, productos que pueden tener aplicaciones tanto civiles como militares. Estos incluyen precursores químicos que, bajo ciertas condiciones, pueden emplearse en la producción de armas químicas, como agentes nerviosos. El Reglamento Europeo, que prohíbe el envío de estos productos a Rusia, es claro en cuanto a las sanciones que enfrentan las empresas o individuos que violen estas disposiciones.
Coordinación internacional
La desarticulación de esta red ha sido posible gracias a la colaboración entre varias unidades de la Policía Nacional, las brigadas provinciales de Información de Barcelona, Girona y Murcia, así como la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera. A nivel internacional, la operación ha contado con el apoyo de la Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude (OLAF), lo que refuerza la importancia de la cooperación entre los distintos organismos de la Unión Europea para hacer cumplir las sanciones.
La Policía Nacional, a través de su Comisaría General de Información, tiene entre sus principales responsabilidades la investigación de delitos relacionados con el tráfico ilícito de materiales de defensa y tecnologías de doble uso. Estos materiales son objeto de estrictos controles comunitarios y embargos internacionales, debido a su potencial para ser utilizados en conflictos armados o en la fabricación de armas de destrucción masiva.
Por su parte, el servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria también desempeña un papel fundamental en la lucha contra el contrabando de productos prohibidos, como en este caso. Sus competencias incluyen la fiscalización de las operaciones de comercio internacional y la persecución de delitos de contrabando, lo que ha sido clave para interceptar el envío de estos productos antes de que llegaran a su destino final en Rusia.