Era uno de los hombres más ricos de su país, pero ahora pide ayuda a los servicios sociales: “Perdí 50 millones de euros en seis meses”

Después de que un banco le denegara un préstamo, un tribunal decidió apartarlo de la dirección de su negocio y a los pocos meses todas sus empresas se habían arruinado

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Cada año hay más millonarios en España. Puede sonar contradictorio, o injusto, si se tiene en cuenta la situación de vulnerabilidad económica que muchos atraviesan. Más aún si decimos que, en algunos estudios como el Global Wealth Report 2024 de UBS, el número de millonarios -contado en dólares- en España supera el millón de personas.

Pero al margen de si esta cifra se corresponde con la realidad, lo cierto es que, si bien hay gente que entre sus bienes duraderos, inmuebles y salarios, puede alcanzar ese millón de dólares, si esa cantidad la subes a 30 millones, la cifra baja drásticamente. En Europa, por ejemplo, se sitúa en poco más de 4.400 individuos, según otro estudio realizado por el Capgemini Research Institute. ¿Cuánta gente logrará llegar a los 50 millones? Y, sobre todo, ¿cuánta gente habrá que, habiendo alcanzado esa cifra, se haya visto en la ruina poco más de medio año después?

Se lo quitaron todo sin que él pudiera hacer nada

Esta es la razón por la que la historia del exmillonario Philip Deutz, un hombre belga de 57 años, ha sido tan comentada desde que el periódico Sudinfo la dio a conocer. Llegó a tener hasta 20 empresas distintas: de aviación, inmobiliarias, telecomunicaciones.... el valor de todas ellas sumaba esa mágica cifra de los 54 millones y medio de dólares (50 millones de euros). A día de hoy, en cambio, se encuentra pidiendo ayuda a los servicios sociales y viviendo, junto con sus hijos de 10 y 13 años, en casa de sus padres.

El calvario empezó en verano de 2022. Un banco canceló sus préstamos con las empresas, por lo que intervino el Tribunal de Empresas de la región, el cual decidió nombrar rápidamente a un administrador concursal que tomara las decisiones económicas. Una medida que también justificaron con el hecho de que otro miembro del consejo de administración de una de las compañías estaba siendo investigado por trata de personas y prostitución. El nuevo administrador declaró la quiebra, y cinco de las empresas se hundieron en menos de una semana.

“Luego analizaron lo que mis empresas se debían entre sí”, continúa en declaraciones al medio belga. Una tenía que reembolsarle un préstamo a diez años a otra. “Este podría fácilmente reembolsarlo, pero ¿qué hizo el administrador? Decidió dejar de pagar el alquiler y de repente le solicitaron el préstamo a largo plazo. Así es como una empresa quiebra rápidamente”. “Me quitaron el trabajo de mi vida”, asegura. “No puedo decirlo de otra manera: invertí todo en ello casi nunca me guardé algo. Mi pensión estaba en mis empresas y de repente todo desapareció”.

Una espera demasiado larga

Tan es así, que está convencido de que su ruina y la de su familia no son culpa suya, sino del presidente del Tribunal de Empresas que colocó al administrador, Guido de Croock. Casualmente, este hombre está siendo investigado por la fiscalía belga, debido a varias denuncias de otros empresarios que ven cómo su facilidad para disponer de administradores ha lastrado su economía, engordando, quizá, las de otros. Por ello, presentó una denuncia y ahora espera a que la investigación demuestre que tiene razón.

“Llegó un momento en el que tuve que contactar con el CPAS -los servicios sociales de Bélgica- para salir de la pobreza”, se lamenta Philip. “Mi hija menor es diabética y tiene que tomar ciertos medicamentos”. Intentó hablar con el administrador de la que era su empresa para que le dejara comprar con el dinero de la compañía esos medicamentos, “lo cual era una cantidad ridícula de dinero”. Pero, cómo no, se lo negaron.

Una mujer y sus nietos, al borde de vivir en la calle: les desahucia una empresa acusada de no haber pagado el piso tras comprarlo.
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