Cada 12 de octubre, durante el desfile por el Día de la FIesta Nacional en Madrid, la mascota de la Legión Española se roba parte de la atención. Este año ese honor ha caído sobre Killo, un borrego de seis años que marcha junto a los legionarios del Tercio ‘Don Juan de Austria’, desplegados en la Base Álvarez de Sotomayor en Almería. Mientras la banda toca y los soldados avanzan a un ritmo de 160 pasos por minuto (aunque este año la lluvia ha obligado a aminorar la marcha), Killo, con su paso acompasado, sigue fielmente el compás, convirtiéndose en uno de los símbolos más llamativos de este evento militar.
La presencia de animales en las filas de la Legión es una tradición con raíces profundas. Aunque hoy se asocie principalmente con el espectáculo de la parada militar, el origen de esta costumbre es mucho más pragmático. La Legión, fundada en 1920 como una unidad de élite dentro del Ejército de Tierra, solía llevar consigo una cabra a sus misiones.
Estos animales, más que meras mascotas, cumplían una función crucial: en situaciones extremas de emergencia podían servir como alimento. Este hecho histórico refleja las duras condiciones en las que operaban los legionarios en sus primeras décadas de existencia.
Con el paso del tiempo, la necesidad de usar a los animales como recurso alimenticio desapareció, pero la tradición de tener una mascota se mantuvo. Hoy en día, Killo no es visto como una fuente de sustento, sino como un emblema de la Legión.
Su participación en la Fiesta Nacional es una forma de honrar esa historia y, al mismo tiempo, una muestra de la camaradería que caracteriza a esta unidad militar. Para los legionarios, Killo no es solo un acompañante en la marcha, sino parte integral del espíritu que define a la Legión, una unidad que combina la modernidad con las tradiciones más arraigadas del ejército español.
Sin exhibición aérea
El desfile aéreo, una de las partes más esperadas de cada 12 de octubre, ha tenido que ser suspendido este año debido a las intensas lluvias que cayeron sobre Madrid. Esta cancelación afectó también la participación de la Patrulla Águila, la emblemática unidad acrobática del Ejército del Aire, cuyas maniobras y formaciones en el cielo suelen ser uno de los momentos más impresionantes del evento.
Asimismo, el tradicional salto de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y del Espacio (PAPEA), que habitualmente añade emoción con sus saltos precisos y coloridos despliegues de humo, tampoco pudo realizarse bajo las condiciones meteorológicas adversas.
Las fuertes lluvias, que comenzaron a caer poco antes del inicio del desfile terrestre, marcaron el tono de un acto que en otras ediciones ha contado con cielos despejados y un clima más favorable. Pese a los esfuerzos de las autoridades por mantener el programa lo más intacto posible, la seguridad de los pilotos y paracaidistas obligó a la suspensión de estas actividades aéreas, que suelen contar con gran expectación tanto por los asistentes como por aquellos que siguen el desfile a través de la televisión.