Este año tampoco. Pese a que el Ejército de Tierra dispone de siete VCR 8x8 Dragón, ninguna de estas unidades recorrerán los 1.540 metros por los que se extenderá este sábado el desfile militar por el Día Nacional, a la espera de que a finales de este año por fin comiencen a llegar el resto de los 348 vehículos de combate adquiridos por el Ministerio de Defensa. De esta manera, los asiduos a la fiesta del 12 de octubre deberán esperar al menos un año más para poder presenciar por las calles de Madrid al blindado más moderno de las Fuerzas Armadas Españolas.
El Dragón ha supuesto un importante dolor de cabeza para el Ministerio de Defensa desde que, en 2020, el Gobierno contrató a la firma nacional Tess Defence -compuesta por las compañías Santa Bárbara Sistemas, Indra, Escribano y SAPA- para el desarrollo de este blindado, llamado a ser la piedra angular de la fuerza terrestre de cara a las próximas décadas. El acuerdo alcanzado, que implicó un desembolso de 2.500 millones de euros, establecía que a lo largo de los siguientes cinco años la compañía suministraría 348 dragones, pero cuatro años después sólo se han recibido las siete mencionadas, que fueron entregados allá por 2022.
Para los expertos en materia militar, las demoras en este importante proyecto para las Fuerzas Armadas radican en la decisión del departamento que lidera Margarita Robles de que determinados elementos de este vehículo sean desarrollos nacionales. Y es que si bien el 8x8 Dragón está basado en el Piraña V, una exitosa plataforma desarrollada por General Dinamics European Land Systems, empresa estadounidense dueña de la española Santa Bárbara Sistemas, el resto de sus componentes son innovaciones ideadas por las otras tres empresas que conforman Tess Defence. De acuerdo al cronograma de entregas, a finales de este año el Ejército debería recibir 92 vehículos.
Uno de los componentes críticos del Dragón es su transmisión, cuya fabricación está a cargo de la firma SAPA, y a la que siempre se ha señalado como uno de los elementos que más influía en los retrasos del programa. Sin embargo, desde la compañía responsable de su desarrollo han negado en reiteradas ocasiones ser la causa de las demoras, ya que la transmisión y el grupo moto-propulsor con los que estarán equipados los vehículos dotan, afirman, de un “rendimiento sobresaliente” a los futuros blindados del Ejército español.
Un vehículo, cinco versiones
El contrato cerrado con la industria supone la construcción de los blindados en cinco versiones distintas: Exploración de Caballería, Zapadores, Puesto de Mando, Observador Avanzado de Artillería y Combate de Infantería. Esta última será la modalidad más numerosa: 219 vehículos estarán equipados con la torre Guardian 30, suministrada por Escribano, una estación de armas compuesta por un cañón de 30 mm y una ametralladora de 12,7 mm, ambos operados desde el interior del tanque para mayor seguridad de su tripulación.
Además, la misma torre será capaz de lanzar misiles Spike LR2, que también serán fabricados en España y de los que el Ministerio de Defensa planea adquirir hasta 1.680 unidades por un costo de 287 millones de euros. El desarrollo de la Guardian 30, que Escribano llevará a cabo en las instalaciones que posee en Alcalá de Henares, está valorado en 200 millones de euros.
El Dragón precisa de una tripulación de tres personas para ser operado –jefe del vehículo, conductor y tirador– y puedo transportar entre seis y ocho soldados adicionales. El tanque tiene una autonomía de 500 kilómetros, puede alcanzar velocidades de hasta 100 km y desplazar un máximo de 33 toneladas. Los futuros blindados del Ejército de Tierra presentan un largo de 8,3 metros y un ancho de 2,9 metros.