A qué edad dejan de concederte una hipoteca: esta es la edad límite que marcan los bancos

Cuanto mayor sea el prestatario, más corto será el plazo, lo que dará lugar a cuotas mensuales más altas

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Imagen de una casa en miniatura. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Imagen de una casa en miniatura. (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el mercado hipotecario español, la edad del solicitante es un factor crucial a la hora de evaluar la posibilidad de otorgar una hipoteca. Aunque el proceso de aprobación no está sujeto a una edad máxima para realizar una solicitud, las entidades bancarias cuentan con sus propios criterios basados en políticas internas de gestión del riesgo. Por lo general, esas políticas fijan el límite en los 75 años. Sin embargo, algunas entidades como BBVA prefieren adelantarse estableciendo el límite a los 70 años, mientras que otras, como Banco Santander, extienden el umbral hasta los 80 años.

Esta cautela por parte de los bancos tiene su fundamento en la percepción de un mayor riesgo de impago asociado con el avance de la edad. En etapas avanzadas de la vida, la pensión suele erigirse como la principal fuente de ingresos, lo cual incrementa potencialmente el riesgo de incumplimiento de los pagos. Además, el factor edad incide directamente en el plazo concedido para amortizar el préstamo. Cuanto mayor sea el prestatario, más corto será el plazo, lo que dará lugar a cuotas mensuales más altas. Por ejemplo, si alguien de 45 años desea mantener un plazo de amortización estándar de 30 años, está en el límite recomendado para solicitar una hipoteca con dicha duración. Y un individuo de 60 años aún podría obtener una hipoteca, aunque el plazo posiblemente se reduciría a 15 años, implicando mensualidades más elevadas.

La edad no es lo único que importa

Sin embargo, la admisión de solicitantes mayores no solo se circunscribe a la edad. Los bancos también sopesan otros aspectos críticos, según explica Bankinter. Factores como la estabilidad laboral y económica del solicitante juegan un rol determinante. Tener un contrato fijo, ingresos constantes, y una capacidad de endeudamiento adecuada son parámetros imprescindibles. Además, el patrimonio, la existencia de avales, y el historial crediticio son examinados minuciosamente. Un historial limpio de impagos, complementado por ahorros previos, puede allanar el camino para la aprobación del préstamo.

En situaciones donde los solicitantes son de edad más avanzada, las entidades pueden requerir garantías adicionales, como la contratación de un seguro de vida o el respaldo de una persona más joven que cuente con ingresos suficientes. Aunque presenta desafíos, la solicitud de un préstamo a mayor edad también puede llevar aparejadas ciertas ventajas. La estabilidad que proporciona una pensión fija, sumada a la posibilidad de contar con ingresos adicionales provenientes de planes de pensiones privados o arrendamientos, son factores que pueden inclinar la balanza a favor del solicitante.

Cabe mencionar que el Banco de España emite recomendaciones en cuanto a la duración de las hipotecas y el importe de los pagos mensuales. Indica que el plazo no debería superar los 30 años y que las mensualidades no deberían exceder el 35% del ingreso mensual del solicitante. Estas directrices buscan asegurar que los prestatarios mantengan su estabilidad financiera en el transcurso de la vida del préstamo.

En última instancia, aunque la edad es sin duda un elemento influyente en la decisión de otorgar hipotecas en el país, no actúa de manera aislada. El análisis que realizan los bancos comprende una serie de variables estratégicas encaminadas a minimizar riesgos de impago y garantizar la capacidad del prestatario para cumplir con sus compromisos financieros a lo largo del tiempo. La conjunción de todos estos factores es lo que, en definitiva, determinará si una solicitud es aprobada.

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