La nueva ola de cambios tecnológicos, centrada en el Big Data y en la Inteligencia Artificial (IA), está transformando los trabajos y permanecer actualizado es cada vez más complicado para los empleados. Este es uno de los motivos detrás de las dificultades crecientes que expresan las empresas para encontrar mano de obra y las vacantes en la economía digital superan las 100.000 en España, según ha contabilizado la patronal de empresas tecnológicas DigitalES. Sin embargo, estos problemas declarados y el impacto tecnológico no están repercutiendo en el tipo de formación que las empresas dan a sus trabajadores, que aparte de ser escasa, continúa centrada en adquirir otro tipo de competencias más tradicionales.
Según la Encuesta Anual de Coste Laboral que publica el INE, las empresas solo gastaron en formación profesional 70,3 euros por trabajador, una cifra todavía un 9,2% inferior a la de 2019 y un 36,6% por debajo del máximo, alcanzado en 2011. Este recorte (aunque la tendencia es ascendente en los últimos años), se ha producido a la vez que han crecido el resto de costes laborales (sobre todo las cotizaciones), por lo que el gasto en formación solo supone el 0,19% de los mismos, mínimos históricos. Las empresas destinan un presupuesto residual a esta partida.
Para fomentar la formación gratuita de los trabajadores, las administraciones públicas aligeran el coste que los cursos suponen a las empresas a través de bonificaciones, y los datos de este sistema de incentivos revelan que son muy pocas empresas las que forman y que lo hacen en áreas poco relacionadas con las competencias TIC y STEM. Actualmente, las empresas de España están realizando 102.516 cursos de formación profesional bonificada, de los cuales el 32,12% son de inglés y el 4,93% de prevención de riesgos laborales. En el top 10 de cursos más realizados que publica la Fundación Estatal para la formación en el empleo, solo aparece uno relacionado con las competencias digitales en el puesto siete (ofimática: hojas de cálculo), y supone solo el 1,34% del total de cursos que se están realizando.
Según señala DigitalES en su último informe anual, “la escasez de especialistas y la falta de cualificación son las principales preocupaciones de la industria. Formar a especialistas en estas materias tan demandadas es una tarea difícil, primero porque faltan vocaciones STEM, y segundo porque no tenemos una oferta formativa clara y que aproveche la oportunidad que le ofrece el mercado”. En esta línea critican la poca oferta de cursos relacionados con TIC: “Las empresas están ofreciendo muy poca formación bonificada relacionada con los perfiles profesionales más solicitados”.
No obstante, el director general de DigitalES, Miguel Sánchez, específica dónde se encuentran las mayores carencias. “El problema no está tanto en las grandes empresas, donde sí que se dedica mucha formación, bonificada o no, a la adquisición de competencias STEM”, señala, sino entre las pymes y autónomos (que son más del 90% del tejido productivo español).
“Tienen más resistencia o dificultades”, indica y por esa razón considera que este tipo de negocios “no utiliza gran parte del crédito disponible que tienen para formarse en competencias ligadas a la transformación tecnológica y lo usan prioritariamente para solventar problemas relacionados con la gestión diaria de su negocio”. Los datos del INE reflejan la menor inversión en formación de las pequeñas empresas, con solo 37,7 euros por trabajador en 2023, frente a los 87,2 euros de las medianas y los 102,3 de las grandes.
España está lejos del objetivo de profesionales TIC
El panorama tampoco es alentador en los cursos de formación subvencionada (ofertados por las administraciones públicas), en la cual hasta seis de los diez más populares están relacionados con las competencias TIC, pero los cursan pocos participantes, 7.025 (transformación digital, análisis de datos con Excel, ciberseguridad, Autocad y programación). En paralelo, han proliferado en los últimos años las formaciones privadas de corta duración (cursos, postgrados, másteres, bootcaps) que habilitan en las nuevas competencias. Sánchez considera que estas opciones de formación continua “pueden ser efectivas” y responden “a una necesidad creciente basada en que la formación debe ser un proceso flexible y cercano al alumno final”, aunque no aportan por sí mismas la oferta suficiente.
No obstante, la combinación de falta de formación y de vocaciones STEM da como resultado que en España solo el 4,4% de los ocupados son especialistas en TIC, un porcentaje por debajo de la media de la UE (4,8%). Pero está sobre todo lejos del objetivo del 8,6% que se debería alcanzar en 2030 en cumplimiento de las metas de la hoja de ruta de la Década Digital. Para avanzar en ese objetivo, Sánchez propone la “actualización continua de la oferta formativa” y la participación de las empresas en los contenidos ofertados “para que pueda existir una conexión entre la formación y el empleo”.