Cuatro disparos terminaron con la vida de Hildegart Rodríguez Carballeira la noche del 9 de junio de 1933. Los cañonazos de la pistola irrumpieron el silencio de la calle Galileo de Madrid. Aurora Rodríguez Carballeira había apuntado a su hija Hildegart, de apenas 18 años, con tres disparos en la cabeza y uno en el corazón, mientras dormía. Este parricidio fue el desenlace de la obsesión de una madre por crear y moldear a “la mujer del futuro”.
Hildegart se convirtió en un icono de la revolución feminista en los tiempos de la Segunda República. Sin embargo, si su nombre no resuena tanto como debería fue porque su legado fue borrado tras la Guerra Civil. Hildegart fue una niña prodigio que, cuando apenas había alcanzado la mayoría de edad, ya tenía varias carreras, hablaba seis idiomas y publicó numerosos textos adelantados a su tiempo, especialmente sobre el feminismo. Pero Hildegart nació moldeada. Era un proyecto de su madre. Y como tal, también murió cuando ella lo dictó.
Sobre esta premisa surge La virgen roja, la nueva película de Paula Ortiz, que protagoniza Najwa Nimri (en el papel de Aurora) y Alba Planas (como Hildegart), y que se estrenó el pasado 27 de septiembre. En la literatura popular más reciente también ha sido traído de vuelta por la escritora Almudena Grandes con La madre de Frankenstein (2020, Tusquets Editores) y también como obra cinematográfica en el año 1997 con Mi hija Hildegart dirigida por Fernando Fernán Gómez.
Una niña con ambiciones revolucionarias
Nacida en diciembre de 1914 en Madrid, Hildegart fue criada bajo la estricta supervisión de su madre, Aurora Rodríguez Carballeira, una ferviente activista feminista y socialista. Desde el nacimiento de Hildegart, Aurora proyectó en ella sus ideales y aspiraciones, con la intención de moldearla como un “modelo perfecto” para la nueva mujer emancipada. Lo hizo a través de la eugenesia, una corriente de pensamiento que tiene como fin modificar la herencia genética de las personas para mejorar una raza o la especie humana. Hildegart no solo en su hija, era el inicio de este proyecto.
Desde pequeña, demostró una inteligencia excepcional: aprendió a leer a los tres años y a los ocho ya era capaz de hablar seis idiomas. A los catorce ingresó en la universidad y se licenció en Derecho. Más tarde continuaría con Filosofía y Medicina. A los 17 años se convirtió en la abogada más joven de España, mientras publicaba numerosos artículos y libros en los que defendía la libertad sexual y el acceso a la educación y al trabajo para las mujeres. Entre los 15 y los 18 años escribió numerosas obras como El problema eugénico: puntos de vista de una mujer moderna, La rebeldía sexual de la juventud, La revolución sexual o Sexo y amor, entre muchos otros.
Hildegart fue una figura clave en la difusión de ideas feministas y socialistas en la España de los años treinta. Colaboró con figuras prominentes de la época, como el psiquiatra Gregorio Marañón y el político socialista Indalecio Prieto, y se convirtió en una voz influyente en el movimiento obrero y feminista. Además, militó en el Partido Socialista Obrero Español y participó activamente en la campaña por la legalización de la contracepción y la reforma de las leyes sobre el matrimonio y el divorcio. Su activismo se centró en la promoción de la educación sexual y la defensa de los derechos de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Sin embargo, la relación entre Hildegart y su madre fue compleja y, finalmente, trágica. Aurora había dedicado su vida a la formación de su hija, pero con el tiempo comenzó a sentir que Hildegart se alejaba de sus planes al mostrarse cada vez más independiente y crítica. La ruptura entre los ideales de Aurora y la voluntad de Hildegart de forjar su propio camino desencadenó una tragedia. En 1933, cuando Hildegart tenía solo 18 años, Aurora le disparó en cuatro ocasiones mientras dormía, acabando con su vida.
El asesinato conmocionó a la sociedad española y generó un amplio debate sobre los derechos de las mujeres, la educación y la libertad individual. Aurora fue condenada a 26 años de cárcel y falleció en el Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos en 1955