El mundo del arte en general es un ámbito inexplicable donde no podemos encontrar de todo. Un sector en el que lo que para unos algo puede parecer una tontería, pero para otros una obra de belleza sobresaliente. Un género que aún no ha podido descifrarse, que todavía sorprende día tras día con nuevas tendencias y nuevos productos que dejan a cuadros a muchas personas cuando se revela su precio.
Hoy en día, es fácil confundir una pieza de arte moderno con cualquier elemento común de una casa, oficina, o establecimiento. Las nuevas tendencias que identifican el arte como abstracto han generado que una cosa tan sencilla de hacer sea valorada en cientos de miles de euros. Ese hecho de confusión es el que ha causado que un trabajador de museo tire una obra de arte: estaba hecha de latas vacías de cerveza y pensó que eran desechos.
Una exposición que no se entendió como tal
La ación se ha desarrollado en el museo LAM de Lisse, situado en la Holanda Meridional, según informa BBC. En ese lugar de exposiciones se estaba llevando a cabo una novedosa exhibición en los ascensores del edificio. En ellos, una obra de Alexandre Lavet, autor francés, fue la protagonista de esta confusión que ya da la vuelta en redes y en el mundo de la cultura escultural: All The Good Times We Spent Together.
Un técnico de ascensores, que había estado allí con trabajos de reparación, las vio y pensó que eran restos de otros trabajadores o de los visitantes que pasaron por allí. Por ello, no dudo en cogerlas y lanzarlas a la basura: eran dos latas de cervezas vacías, pensó que era sobrante.
Instantes después, uno de los encargados del museo se percató que faltaba esa obra e hizo saltar la voz de alarma para su búsqueda. Así, tras unos momentos de incertidumbre, los restos de esta obra se encontraron en un contendor de basura. De esa forma, las dos latas vacías fueron restauradas a su posición. Ambas tenían una relevancia artística porque habían sido delicadamente pintadas a mano con acrílicos y estaban con leves abolladuras para darle mayor contraste.
La intención de la obra no fue entendida por este obrero, que no supo ver esa faceta de “ver lo los objetos cotidianos desde una nueva perspectiva en lugares inesperados”.
Otras obras “incomprendidas” en el mundo del arte
A pesar de la rareza de esta creación por parte del autor francés, en este sector existen más casos como este en cuanto a rareza se refiere. En los años 70, una especie de pizarra con garabatos sin sentido alguno fue vendido por 60 millones de dólares: Untitled, de Cy Twombly. Una elaboración que cualquiera podría borrar de verla dibujada en una pizarra cualquiera.
Otra de las obras de arte que uno podría verla y decir que esto es basura podría ser la obra de Mark Rothko: Orange, Red, Yellow. Una pieza que consiste en una tela blanca colorada como si fuese acuarela con tres colores en franjas anchas horizontales, en forma que simula una bandera de un país. Uno puede optar por pensar que es una creación hecha por un niño por la sencillez que requiere esa obra, pero no lo fue así para los coleccionistas privados: pagaron 86,9 millones de dólares por él en 2012. La razón es simple, el arte vale lo que uno esté dispuesto a pagar, por eso se manejan esos precios. Estas son solo algunas de las más surrealistas, pero el arte está lleno de estas situaciones.