La vivienda es una de las mayores preocupaciones de la población en España. Su elevado precio, tanto de alquiler como de compra, el aumento de los pisos turísticos que expulsa a los vecinos de sus barrios o el impacto de la especulación y los fondos buitre son solo algunos de los motivos que llevan un tiempo arrastrando a la población al hartazgo.
Y así lo dictó el barómetro de junio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que establecía que era la segunda mayor preocupación de los españoles por detrás de los problemas políticos, con un 21,2%. Pero esto dio un vuelco en septiembre. Si hasta hace dos meses el problema de acceso a la vivienda estaba en el segundo puesto, para entonces cayó al sexto (15,4%). Esta bajada es inversa a la inmigración, que en el mismo barómetro de septiembre se convirtió en el principal problema para los españoles, pese a estar en un 16,9% en julio, en cuarta posición.
Por ello, los expertos coinciden en que esta fluctuación a la hora de reflejar los problemas de los españoles en el CIS se debe a dos motivos. Uno, que es fundamental cómo el organismo que dirige Jose Félix Tezanos pregunta a los encuestados. “La manera en la que pregunta por los problemas de España: es que te dice cuáles son los tres principales, que luego las personas eligen de manera abierta”, resalta Ricardo Duque Calvache, profesor de Sociología Urbana de la Universidad de Granada. También influye lo que publican los medios de comunicación. “Los temas de preocupación del CIS dependen un poco del tratamiento que hagan los medios de cada noticia”, dice Álvaro Ardura Urquiaga, doctor arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Con esto coincide Alberto Crespo García, sociólogo experto en estudios urbanos: “La influencia de los medios de comunicación en la opinión pública es inmensa, lo que se ejemplifica con que la inmigración pasa de tener un 30,4% en la percepción de problemas a un 13,7% en la lista de problemas que afectan personalmente”, añade, respecto a que la inmigración fuese en septiembre el primer problema de los españoles, “cuando la realidad es otra”.
La burbuja inmobiliaria y la actualidad: dos caras opuestas de la misma moneda
Revisando el histórico de datos de los barómetros del CIS de los últimos 24 años respecto a la evolución del problema de la vivienda, las dos cifras más altas de preocupación registradas se alcanzaron en septiembre de 2007, con un 37,3% y más recientemente, en julio de 2024 con un 21,2%. Ambos casos son paradójicos. En 2007 dio comienzo el estallido de la burbuja inmobiliaria, mientras que en los últimos tiempos se arrastra un desajuste entre una oferta de viviendas limitada y una demanda creciente, que sigue alzando los precios. “Hablamos de crisis diferentes, aunque conectadas”, apostilla el experto José Luis Valhondo, investigador sobre la construcción social del problema de la vivienda.
“Entonces la de 2007 tenía que ver con la especulación de la vivienda en torno a la propiedad y la deuda tóxica generada por la concesión de hipotecas sin control. Una vez estalla la burbuja, se rompe esa dinámica y se frena la especulación con la propiedad, pero el problema se traslada al alquiler”, añade. Tras la crisis, los precios se desinflan, y como cuenta el experto, “el sistema promete ‘refundar el capitalismo’, pero una década más tarde lo que se ha refundado es el territorio sobre el que especular”, dice Juan Manuel Agulles, doctor en Sociología por la Universidad de Alicante, quien añade que “este era un tipo de preocupación que tenía que ver más con el pago realizado por la vivienda y por las condiciones de su mantenimiento, y no tanto con el primer acceso o la imposibilidad de acceder a un alquiler o hipoteca a precios razonables”, comparte.
¿Importa menos el problema de la vivienda, como refleja el CIS?
Respecto a la pregunta de si “importa menos hoy en día el problema de la vivienda”, en comparación con los datos de 2007 que ofrece el CIS, Agulles afirma que no. “Creo que depende de cómo se plantee esa preocupación y a qué nos estemos refiriendo con ‘el problema de la vivienda’”, apunta. “Si nos referimos al primer acceso, a las condiciones de crédito para la compra, al infradimensionado mercado de alquiler, a la subida de precios en las zonas tensionadas por el turismo, etc.”, entonces sí importa, comenta el especialista.
Además, si hace 15 años el problema estaba en las hipotecas, ahora lo está en los alquileres. “Se han regulado las hipotecas para evitar otra burbuja de deuda, pero el mercado especula ahora con el alquiler y pide ayudas al Estado para que los jóvenes, inmigrantes y clase trabajadora con pocos recursos puedan acceder a una vivienda”, menciona Valhora. De hecho, es por los precios del alquiler por lo que Madrid organiza este próximo domingo 13 de octubre una manifestación para exigir una bajada general del 50% en los precios. Se espera que la asistencia sea masiva.
Según datos de Idealista, Madrid es la segunda capital más cara para alquilar una vivienda —la primera es Barcelona—, donde en septiembre, el metro cuadrado alcanzó los 20,4 euros. En septiembre de 2007, ese precio estaba en 14,5 euros, según el mismo portal. “Posiblemente sea ahora más complicado acceder a una vivienda, porque con los sueldos medios, a pesar de que se han subido recientemente, no alcanza para ahorrar e hipotecarse”, apunta Valhora. En el caso del alquiler, Ardura Urquiaga agrega que “las rentas que se están pidiendo son proporcionalmente mucho mayores a los salarios”.
A lo largo de este 2024, el porcentaje de preocupación por la vivienda ha oscilado entre los tres y los diez puntos porcentuales, con grandes variaciones entre un mes y otro, pese a que es un tema que siempre preocupa “mucho”, como aseguran los expertos. Para Agulles, la preocupación expresada a lo largo del año, y en el mes de julio en particular, puede tener que ver con otros factores, como “la subida de precios de los alquileres por la presión del sector turístico” o “por el aumento de los tipos de interés y la imposibilidad de acceder a un crédito hipotecario”. “La preocupación por un determinado tema, que en las encuestas y barómetros se separan como compartimentos, puede alterarse por inquietudes en otras esferas de la vida social que los potencian o los relativizan”, añade.
Además, la actualidad y el clima político han cambiado. “La forma de construir la opinión sobre las cuestiones públicas está sometida a cambios y agentes que en 2007 nos eran desconocidos”, explica el experto, haciendo referencia a la infoesfera, a los bulos y a las desinformaciones. “Cada vez más, la opinión pública va por un lado y la realidad por otro muy distinto”, finaliza.