El Gobierno de Pedro Sánchez ha traspasado una de sus principales líneas rojas con el acuerdo para la eliminación -progresiva- de las pelotas de goma que utilizan la Policía Nacional y la Guardia Civil. Esa negativa en la negociación con otros grupos parlamentarios saltó por los aires con el acuerdo recién firmado con EH Bildu. De llegar a buen puerto la tramitación parlamentaria, estaríamos ante “un antes y un después” en el modelo de orden público de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según apuntan fuentes de los antidisturbios.
El uso de las pelotas de goma por parte de los agentes de orden público -Unidades de Intervención Policial (UIP) en la Policía Nacional y Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) en la Guardia Civil- supone un asunto peliagudo para el Ministerio del Interior. En reiteradas ocasiones, tanto con el actual Ejecutivo como con anteriores comandados por el PP, el departamento se ha negado a hacer públicas cifras oficiales sobre el lanzamiento de estos proyectiles.
Interior nunca ha desmentido -ni confirmado- los datos ofrecidos por algunas fundaciones y ONGs. En marzo de 2023, Amnistía Internacional contabilizó un fallecido y 29 heridos de gravedad en España desde el año 2000 por el impacto de material antidisturbios utilizado por las fuerzas de seguridad en altercados callejeros. Casos como el de Íñigo Cabacas, la única víctima mortal registrada en el país por una pelota de goma; o el de Ester Quintana, que perdió un ojo en 2012, provocaron que la Eirtzaintza o los Mossos d’Esquadra sustituyeran estos proyectiles por otros supuestamente menos lesivos como las pelotas de foam, que también ocasionaron la pérdida de un ojo a una manifestante durante las protestas contra la detención del rapero Pablo Hásel.
Hugo Prado, agente y delegado nacional de las Unidades de Intervención Policial (UIP) del sindicato Jupol, explica que las pelotas de goma, denominadas en las fuerzas de seguridad como “bolas de caucho”, son el “último recurso” a emplear en un altercado de orden público. Por ese motivo, subraya que se recurre a él “en contadísimas ocasiones”, ya que su lanzamiento no es su principal utilidad.
Los agentes lanzan las pelotas de goma a través de una “bocacha” acoplada a la escopeta modelo Franchi SPS 350. El mero porte de esa arma en altercados de callejeros supone una “medida disuasoria” contra la masa en caso de una amenaza para la seguridad de los funcionarios o cuando estos tienen orden de disuadir. A través de esa escopeta también lanzan “salvas”, las detonaciones que no van acompañadas de ningún proyectil y que los agentes emplean en este tipo de altercados.
Obligados a “ir al cuerpo a cuerpo”
Así, este agente de las UIP expone que de traducirse en realidad el acuerdo les obligaría a “ir al cuerpo a cuerpo” en graves disturbios, lo que a su juicio ocasionaría un número mayor de lesionados tanto de funcionarios como de ciudadanos. Hugo asegura que el uso de las pelotas de goma en los últimos años ha sido “irrisorio”. Se tiene constancia de su puntual empleo en las protestas de Ferraz del pasado mes de noviembre, el desalojo de la calle Marceliano Santamaría en la previa de un partido del Real Madrid en Champions League y otros disturbios.
Interior contabiliza a nivel interno cada uso que los agentes hacen de las pelotas de goma. Sin embargo, nunca ha accedido a las reiteradas peticiones para hacerlos públicos. De hecho, Transparencia reprochó en 2022 a la Dirección General de la Policía, a raíz de la petición de un particular, no dar a conocer el desglose del uso de pelotas de goma por parte de los agentes antidisturbios.