Los datos de empleo del mes de septiembre reflejan que el 97,3% de los nuevos parados en comparación con agosto son mujeres (3.080 de un total de 3.164) y que el paro de los menores de 25 años ha aumentado en 15.027 personas, cifra que se compensa con el descenso del desempleo entre los mayores de dicha edad. Sin embargo, se trata de dos colectivos muy sujetos a la estacionalidad por su distribución sectorial y muy influidos por la incorporación al mercado laboral de personas hasta ahora inactivas. Este efecto de crecimiento de la población activa, sumado a la ralentización en la creación de empleo, hará que la tasa de paro se reduzca de manera más lenta de lo que el Gobierno pronosticó inicialmente y que el ‘pleno empleo’ no se alcance en el corto plazo.
El paro femenino, medido a través de las mujeres inscritas como desempleadas en las oficinas del SEPE, es superior al masculino desde hace más de dos décadas. En septiembre se situó en 1.553.738 frente al 1.021.547 de los hombres. Revisando la serie histórica, el paro masculino ha tenido un descenso más rápido, situándose ya por debajo del nivel de septiembre de 2008, el año del estallido de la crisis financiera. El femenino es aún superior al de esa fecha, aunque el ritmo de reducción se está igualado al masculino en 2024.
Uno de los motivos de que el paro de las mujeres baje menos es porque son más numerosas las desempleadas que se inscriben sin haber tenido empleo anteriormente. En septiembre de 2024, se registraron 4.011 paradas más sin empleo anterior que en agosto, mientras que entre los hombres el aumento es de 2.360. En total, hay el doble de mujeres en el paro con esta característica que de hombres, 161.392 frente a 79.646, respectivamente, y el 40% de las mujeres paradas sin empleo anterior tienen más de 44 años.
Además, la creación de empleo entre las mujeres es mayor durante los últimos años, creciendo la afiliación femenina un 0,5% en septiembre respecto a agosto, en contraste con el descenso de afiliación masculina en un 0,4%. Esto refuerza la tesis de que el menor descenso del paro femenino se debe a la incorporación de más mujeres al mercado laboral.
Otro motivo es el comportamiento estacional de septiembre, mes en el que ha caído el paro en la agricultura, la industria y la construcción, sectores donde las mujeres son minoritarias (menos del 30% de la afiliación en todos ellos), pero ha aumentado en servicios, donde son mayoritarias. En ello ha incidido este miércoles el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, durante una rueda de prensa: “Los sectores donde se concentra la bajada del paro están muy masculinizados y reitera la necesidad de seguir luchando contra los sesgos de género (...) el gran reto es que el mercado de trabajo tenga una presencia equilibrada de hombres y mujeres”.
No obstante, la mayor destrucción de empleo se ha producido entre los jóvenes menores de 25 años, con un aumento mensual del 8,5%. Pérez Rey defiende que esto “no se debe a pérdida de empleo”, sino a que “muchos jóvenes se acercan por primera vez al mercado de trabajo” inscribiéndose en el SEPE. Los datos muestran que si bien hay parte de ese efecto (3.621 de los nuevos parados jóvenes no tenían empleo anteriormente), no es la causa mayoritaria para explicar el incremento del paro en esta franja de edad en 15.027 personas, lo que apunta a que el factor más influyente es la estacionalidad. A pesar de este repunte, el paro juvenil es el más bajo de la serie histórica, con 192.139 personas.
España continúa con la tasa de paro más alta de la UE
A pesar de la fuerte creación de empleo de los últimos años y de alcanzar el récord de personas trabajando, el paro continúa en niveles elevados, sin recuperar todavía el nivel de los años anteriores a la crisis financiera. Esto hace que el Gobierno haya dejado de ser tan optimista y no atisbe cuando se alcanzará el pleno empleo. Las últimas proyecciones del Ejecutivo, actualizadas a finales de septiembre, sitúan la tasa de paro por debajo del 10% en 2026 (en el 9,7%), aunque todavía quedarían 1,7 puntos para llegar al 8%, cifra que el Gobierno considera ‘pleno empleo’.
El Banco de España explica los motivos en su último informe trimestral, señalando que la reducción de la tasa de paro entre 2024 y 2026 “se verá limitada por la moderación en el ritmo de creación de empleo y por el notable dinamismo previsto para la población activa debido a unos flujos de inmigración relativamente elevados”. Además, esta conjunción de factores se produciría en un contexto en el que el envejecimiento progresivo de la población trabajadora “podría estar detrayendo fluidez al mercado laboral” y en el que algunos indicadores apuntarían a un deterioro de su capacidad para emparejar empresas y trabajadores.
No obstante, esto sigue sin explicar por qué España es el país de la UE con mayor tasa de paro, el 11,3% frente al 5,9%, según los últimos datos de Eurostat. Algunos expertos como Marcel Jansen, profesor de la UAM e investigador de Fedea, apuntan a la reducida eficacia de los servicios públicos de empleo para colocar a los parados; a la elevada duración del desempleo de larga duración en España en comparación con otros países por desajustes entre demanda y oferta y a que las elevadas tasas de sustitución de las prestaciones por desempleo respecto a los salarios desincentivan la reincorporación laboral.