Ante la imposibilidad de comprar una casa, comprarse velitas del Shein: qué es el ‘doom spending’ o por qué los jóvenes gastan el dinero en tonterías

La proliferación de teléfonos inteligentes y redes sociales, sumada a los sistemas de “compra ahora y paga después”, ha convertido este hábito en algo aún más arriesgado

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Varias personas realizan sus compras navideñas en la avenida de la Puerta del Ángel, en Barcelona, Catalunya (España). (David Zorrakino/Europa Press)
Varias personas realizan sus compras navideñas en la avenida de la Puerta del Ángel, en Barcelona, Catalunya (España). (David Zorrakino/Europa Press)

En un contexto marcado por la inestabilidad económica, la crisis climática y la incertidumbre laboral, lo cierto es que la situación, en general, no está para tirar cohetes. Especialmente para los más jóvenes, que a menudo son quienes tienen que sufrir los estragos de situaciones actuales que ellos no han generado.

En este escenario, ha surgido un nuevo fenómeno que afecta directamente al bolsillo, concretamente al de la Generación Z. Se trata de los “gastos catastróficos” o “doom spending”, y se refiere a la tendencia de gastar dinero en respuesta a la ansiedad y el estrés provocados por esos factores como la desigualdad, la inestabilidad y la crisis.

Según una encuesta reciente elaborada por Credit Karma y publicada en la revista norteamericana, Psychology Today, el 27% de los estadounidenses admitió estar gastando de “manera apocalíptica” como una forma de lidiar con el estrés. Un porcentaje que aumenta entre los Millennials (de 30 a 44 años) y la Generación Z (entre 18 y 29 años), con un 43% y un 35% respectivamente, que admiten haber incurrido en este comportamiento.

De esta manera, los ciudadanos gastan dinero de manera impulsiva en productos o experiencias de poco valor, como una respuesta emocional a la ansiedad o incertidumbre sobre el futuro. Y, sobre todo, obtienen una gratificación instantánea.

Como explica la periodista financiera Iona Bain en una entrevista para Vogue Brithis, “Cuando compramos algo, nuestro cerebro libera hormonas que nos hacen sentir bien, como la dopamina y las endorfinas” y añade que “Ir de compras siempre ha sido una forma fácil y de bajo esfuerzo de tranquilizarnos, y nuestra economía de consumo se ha basado durante mucho tiempo en hacernos creer que las nuevas compras nos levantarán el ánimo y resolverán nuestros problemas”.

En la actualidad, la proliferación de teléfonos inteligentes y redes sociales, sumada a los sistemas de “compra ahora y paga después”, ha convertido este hábito en algo aún más arriesgado. Además, como explica la creadora de contenido de TikTok Maria Melchor (@firstgenliving) en uno de sus vídeos que ya lleva más de 1,7 millones de reproducciones, el problema radica en que “No podemos permitirnos otra cosa. Ser propietarios de una vivienda o formar una familia está tan fuera de nuestro alcance que estamos utilizando ese pago inicial o el dinero de los niños en cualquier cosa que podamos permitirnos que nos dé la apariencia del tipo de vida adulta que nos prometieron”.

Sin embargo, este fenómeno no solo incrementa el nivel de deuda de los individuos, sino que también puede tener efectos a largo plazo en su estabilidad financiera. Por ello, la encuesta destaca la necesidad de una mayor educación financiera y de contar con estrategias efectivas para manejar el estrés sin recurrir al gasto impulsivo.

Estamos a 11 día de haber iniciado el año y puede que tu bolsillo esté resentido por los gastos de diciembre (Foto: Pixabay)
Estamos a 11 día de haber iniciado el año y puede que tu bolsillo esté resentido por los gastos de diciembre (Foto: Pixabay)

Aún así, los jóvenes son el grupo de edad más austero

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), los jóvenes de entre 16 y 29 años tienen patrones de gasto diferentes a los adultos y jubilados, aunque son quienes menos consumen en promedio. Esta tendencia comenzó en 2012, cuando las personas de 65 años o más los superaron en gasto y renta, debido al impacto de la crisis financiera en los jóvenes.

En 2023, los jóvenes dedicaron más de un tercio de su presupuesto a transporte (15,1%), restaurantes y hoteles (13,3%), y ocio y cultura (5,84%), reflejando su enfoque en viajes y tiempo libre. En contraste, el 12,5% de su gasto fue destinado a alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que la partida más significativa fue la vivienda y sus gastos asociados, que acapararon un 30,7%, con el alquiler representando un 15,6 % de su presupuesto.

Comparado con generaciones anteriores, los jóvenes de hoy gastan un 40,6% menos en transporte, ocio, cultura, restaurantes y hoteles. Además, en 2006, la vivienda representaba solo el 20,7 % de su consumo, con el alquiler siendo un 5,7%. Esto indica que los actuales problemas de ahorro y acceso a la vivienda están más relacionados con los bajos ingresos y el aumento del coste de vida, que con un mayor gasto en ocio y viajes. Los jóvenes han reducido su consumo en estas áreas, mientras que el peso de la vivienda en sus presupuestos ha aumentado considerablemente, lo que complica aún más su capacidad de ahorro.

Bono de alquiler para jóvenes por 250 euros: requisitos para pedirlo en 2024.
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