Austria vivirá elecciones generales este domingo, en una cita electoral donde, de nuevo, un país europeo se juega la llegada al poder de la extrema derecha y la expansión de la Putinesfera al corazón del Viejo Continente. A falta de unas horas para que los austriacos acudan a las urnas, las encuestas dan por ahora como ganador al FPÖ austriaco ―en español, Partido de la Libertad de Austria―, una formación fundada en 1950 por antiguos generales de las SS con ideales xenófobos y ampliamente euroescéptico.
Herbert Kickl es el líder de este partido y se autodenomina Volkskanzler, en español un “canciller del pueblo”, el título utilizado por Adolf Hitler en la década de 1930. Por primera vez en su historia, la extrema derecha lidera los sondeos por encima del conservador Partido Popular austriaco y los socialdemócratas (centro-izquierda). No obstante, ningún partido logrará, a priori, la mayoría absoluta, ni siquiera el FPÖ, que en su escenario más optimista apenas llegaría al 30% de los votos. Las coaliciones, por ahora difíciles, serán necesarias para gobernar.
Pawel Zerka, investigador senior del think tank estadounidense Council on Foreign Relations señala que existen muchos factores que explican este impresionante ascenso del extremismo ultraconservador y que la UE teme ahora que se hagan realidad, ya que Austria, con tan solo 9 millones de habitantes, es uno de los principales contribuyentes a los fondos europeos.
Años de desgaste de las fuerzas tradicionales
Uno de los principales temas en la campaña ha sido la migración, cuya posición es muy cercana a la predicada por Viktor Orbán en el país vecino, Hungría. El FPÖ ha llegado a predicar la vuelta a la “homogeneidad racial”.
Entre sus medidas, plantea la deportación de inmigrantes que violan la ley, la reducción o prohibición de las concesiones de asilo y la admisión de menos inmigrantes en la economía. Incluso limitar los beneficios sociales a los austriacos nativos. Zerka explica que la migración juega un importante papel en este país, especialmente desde la crisis de refugiados de 2015, donde Austria fue uno de los principales receptores europeos de migrantes, junto a Alemania.
Pero no es solo eso. El investigador explica que los casos de corrupción en los partidos tradicionales durante muchos años han hecho que el FPÖ gane tanta popularidad, a pesar de que esta formación ya estuvo salpicada por el caso Ibizagate.
Otro aliado de Putin en la guerra en Ucrania
La guerra en Ucrania es otro de los motivos de peso que han hecho que los austriacos hayan sido seducidos por el populismo de Kickl. Su postura rusófila critica el envío de armamento a Ucrania, como ya han hecho sus homólogos en Países Bajos o Hungría. De hecho, Austria y Hungría han sido los únicos países que no han enviado armas a Ucrania.
Zerka también explica que otro de los motivos que han impulsado al FPÖ ha sido la gestión de Austria durante la pandemia de la Covid-19. “Austria fue uno de los países que impusieron más restricciones en Europa, y eso provocó muchas críticas por parte de los austriacos”, explica.
La politóloga austriaca Natascha Stobl subraya que la popularidad de este partido no es nueva. “El FPÖ estuvo al frente cuando la derecha populista moderna comenzó a ganar terreno en Europa junto a otros líderes como Silvio Berlusconi, en Italia o Jean-Marie Le Pen, en Francia. “Han jugado un papel importante en los últimos 40 años”, indica.
No obstante, agrega Stobl, la estrategia del nuevo FPÖ es distinta a sus colegas italianos o Franceses. “Le Pen y Meloni han optado por un discurso más moderado, aunque en el fondo sea igual, como también ocurre con su postura con la Unión Europea. Pero el FPÖ ha optado por lo contrario”. “Ha hecho como Orbán. Intenta ser aún más radical. Hacen que todo parezca un escándalo”, añade.
El cordón sanitario es más débil en Austria
El cordón sanitario ha bloqueado en varias ocasiones las opciones de un gobierno de extrema derecha, pero en Austria ese cordón es más débil que en otros países. Pawel recuerda que el centro derecha y el FPÖ ya pactaron en pasadas ocasiones y el 29 de septiembre la situación podría volver a repetirse.
Stobl no tiene dudas de que el FPÖ y el Partido Popular Austriaco volverán a pactar después del 29S. “El Partido Popular tiene su propia agenda, y ellos quieren tener el control del área de tesorería”. Por ello, pactarán con cualquier formación que le ofrezca una oportunidad de controlarlo.