El alcohol es la principal causa de accidente en estos tramos horarios, según la DGT

Desde 2020, un tercio de los siniestros viales han tenido el alcohol como factor determinante

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Coches circulando (Ricardo Rubio/Europa Press)
Coches circulando (Ricardo Rubio/Europa Press)

En la madrugada de un sábado cualquiera, las calles parecen tranquilas. Sin embargo, los datos revelan una realidad inquietante: esa es una de las horas más peligrosas para estar al volante si se ha consumido alcohol. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), las franjas horarias más letales en España, en cuanto a accidentes bajo los efectos del alcohol, son los sábados de 5 a 6 horas de la mañana y los domingos de 18 a 19 horas. Durante estos periodos, las posibilidades de un desenlace trágico en la carretera aumentan considerablemente, un hecho que subraya la importancia de no combinar alcohol y conducción.

La influencia del alcohol en los accidentes de tráfico en España es alarmante. Desde 2020, un tercio de los siniestros han tenido el alcohol como factor determinante. Además, más de la mitad de los fallecidos en la carretera dieron positivo en exámenes toxicológicos posteriores. Esto confirma la relación directa entre el consumo de bebidas alcohólicas y la probabilidad de sufrir o causar un accidente grave o mortal. La DGT insiste en que ninguna hora es segura para conducir bajo los efectos del alcohol y continúa sus esfuerzos para concienciar a la población sobre los riesgos de esta peligrosa combinación.

Diversos estudios recientes respaldan la posición de la DGT al demostrar que cualquier cantidad de alcohol, por mínima que sea, tiene efectos adversos sobre la capacidad de los conductores. Investigaciones realizadas por universidades de prestigio han constatado que el alcohol afecta tanto la capacidad visual como la reacción física al volante, incluso en concentraciones muy bajas. Estas alteraciones, aunque sutiles al principio, pueden ser decisivas en situaciones donde cada milésima de segundo cuenta para evitar un accidente.

El alcohol reduce el campo de visión y disminuye la rapidez con la que el cerebro procesa la información. Esto puede llevar a una mala interpretación de las señales de tráfico, una disminución en la capacidad de calcular distancias y una respuesta tardía ante imprevistos en la carretera. Además, se incrementa la confianza excesiva, haciendo que los conductores subestimen los riesgos y tomen decisiones imprudentes. A pesar de la percepción generalizada de que una o dos copas no afectan la conducción, la ciencia demuestra lo contrario: cualquier nivel de alcohol en la sangre compromete seriamente la seguridad al volante.

Novedades en la tasa de alcoholemia

Ante la alarmante cifra de accidentes relacionados con el alcohol, la DGT y el Ministerio del Interior han decidido tomar medidas más estrictas. En los próximos meses, planean reducir la tasa máxima permitida de alcohol en sangre de 0,5 g/l a 0,2 g/l. Esta modificación tiene como objetivo hacer prácticamente imposible que una persona no dé positivo al volante después de consumir cualquier bebida alcohólica, reforzando así la idea de que, para conducir, la única opción segura es no haber ingerido alcohol.

Mueren 241 personas en las carreteras españolas durante este verano.

Esta nueva normativa, además, se alinea con una tendencia creciente en varios países de Europa, donde la legislación sobre el consumo de alcohol y conducción se ha endurecido significativamente. El fin último es disuadir a los conductores de asumir el riesgo de beber y conducir, dado que cualquier nivel de alcohol en el organismo afecta la capacidad de conducción. En este sentido, la DGT confía en que la sociedad española está preparada para este cambio, respaldado por estudios científicos que han demostrado que incluso niveles muy bajos de alcohol ya alteran los reflejos y la capacidad de respuesta.

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