Poca información se puede extraer del LinkedIn de Álvaro Romillo, además de que sigue ocupando el puesto de CEO en dos empresas: Romillo Pens, empresa que comercializaba estilográficas de lujo, mediante la cual creó su propia marca personal, y Pixeline S.L., una agencia de comunicación. Aparte de eso, no consta más experiencia laboral y, en dicha red social, no hay mención alguna a los estudios, tanto los obligatorios como superiores. Además, este CEO solo cuenta 24 contactos y 29 seguidores, lo que hace que sobrevuelen sospechas de su vida en general, como si estuviese escondiendo algo oscuro.
Precisamente, lo que nadie sabía era la existencia de otras empresas que tiene (o tenía) en su haber y que sus negocios son, un tanto, turbios. Quizás, es mejor hablar en pasado sobre las empresas de Romillo porque él mismo anunció el cierre de todas ellas. Este cierre se produjo después de que la Fiscalía haya abierto una investigación por el traspaso de 100.000 euros en metálico a Luis Pérez Fernández, popularmente conocido como Alvise, para ayudar en la financiación de la campaña política en las elecciones europeas, como líder de Se Acabó La Fiesta (SALF). La entrega de dinero se produjo por medio de otras dos empresas desconocidas de Romillo: el dinero procedente de la primera empresa —dedicada a las inversiones en obras de arte y bienes de lujo digitales (NFT), donde los usuarios podían pagar a través de transferencias bancarias, efectivo o criptomonedas—, Madeira Invest Club, se entregó en metálico en las oficinas de otra empresa del creador de CryptoSpain, Sentinel BQ. Los servicios de esta última empresa consisten en “consignas fortificadas de grado 7, no embargables y heredables, con protección grado militar 24 horas, acceso sin KYC (en español, conoce a tu cliente), y en las que se puede almacenar documentación, dinero, joyas, relojes, usbs…”, según la propia página web de la empresa.
Canal de YouTube sobre elusión fiscal
Además, Álvaro Romillo se proyectaba en plataformas de vídeo, en YouTube, concretamente. En su canal, CryptoSpain Oficial, donde Álvaro se hacía llamar Luis, animaba a no pagar impuestos y explicaba las rentabilidades desorbitadas al 53%, que ofrecía en su empresa de inversiones. En la página web de CryptoSpain, se podían leer lemas como “La mayor comunidad de fiscalidad en España” o “Trabajas todos los días para pagar unos impuestos que el Estado te está robando”. La CNMC (Comisión Nacional de Mercado de Valores) no se equivocaba cuando calificó al entramado de empresas de Romillo como un “chiringuito financiero” y confirmó que no tenía autorización para realizar actividades de inversión.
Ahora, la presunta financiación ilegal de Alvise quiebra el artículo 5 de la Ley Orgánica 8/2007, de 4 de julio, sobre la financiación de los partidos políticos: “Los partidos políticos no podrán aceptar o recibir directa o indirectamente donaciones procedentes de una misma persona superiores a 50.000 euros anuales”. Además, Alvise cometió otro delito al no notificar esta donación al Tribunal de Cuentas, órgano al que deben notificar los partidos políticos aquellas donaciones que superen los 25.000 euros en un plazo de tres meses desde su aceptación.