La fiebre de las ‘Crumbles cookies’ de los ricos: dejan las sobras y se las regalan “a alguna persona necesitada, que hay muchas por aquí”

La influencer y creadora de contenido Natalia Osona ha aprovechado su viaje a Nueva York para comprar las famosas galletas de la franquicia estadounidense para probarlas

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Natalia Osona en su viaje a Nueva York comprando las famosas Crumbl Cookies. (@nataliaosona / Tik Tok)
Natalia Osona en su viaje a Nueva York comprando las famosas Crumbl Cookies. (@nataliaosona / Tik Tok)

Crumbl Cookies ha captado la atención de millones de personas. Primero con su innovadora estrategia de cambiar su menú de galletas cada semana, y después por su fuerte presencia en redes sociales. Actualmente, la marca cuenta con casi 6 millones de seguidores en Instagram, y más de 85 millones de me gusta en su cuenta de TikTok, lo que supera a otras franquicias gigantes como Taco Bell o Starbucks. Este fenómeno se ha visto impulsado por influencers que prueba y califican las galletas, generando así contenido viral en sus perfiles de redes sociales.

Este ha sido el caso de Natalia Osona, una influencer que ha subido un vídeo a su perfil de TikTok enseñando las galletas que ha podido comprar en su viaje a Nueva York. Aunque la influencer es celiaca y no ha podido probar ninguna, su acompañante, el también influencer y su pareja, Diego Sanchis, sí las ha catado y le ha puesto nota a cada una. Sin embargo, esto no es lo que más ha llamado la atención a los demás usuarios de las redes, sino el qué han hecho con las galletas después.

@nataliaosona

🍪 Crumbl Cookies 🗓️ Semana 38 de 2024 en 📍 Nueva York 🇺🇸🗽

♬ sonido original - Natalia Osona

“Ahora que las galletas están mordisqueadas y babeadas, ya están listas para los pobres”, ha comentado la cuenta de X, red social antes conocida como Twitter, @elojoquetodolv. Y es que, después de probar todas las crumbl cookies y evaluarlas, han dejado algunas sobras de las galletas, a medias y con mordiscos, para regalarlas: “Vamos a regalárselas a alguna persona necesitada, que hay muchas por aquí”, ha explicado la creadora de contenido mientras enseñaba los restos de las galletas dentro de la caja. “¿Qué paradógico, no? La ciudad donde se mueve más pasta, y hay tanta gente con necesidades, es heavy en la calle, es triste”, ha comentado Diego.

Un gesto que no ha gustado nada en redes sociales. La misma cuenta @elojoquetodolv ha comentado: “Me va a dar algo malísimo con esta gente” añadiendo en otro comentario que “le sale pasta por las orejas y les dan las escupidas casi, es que me llevan presa”, pero no ha sido la única. “¡Ojo! Triste es no comprarle al sin techo una nueva, y reprochar que veis a muchos por la calle, pero oye que te creerás que eres buena persona por darle las sobras cuál perro”, ha comentado otro usuario.

“Cuando alguien realmente necesita ayuda, cualquier gesto puede marcarle una gran diferencia”

Natalia Osona, al ver el revuelo creado alrededor de su gesto, ha querido dar explicaciones con otro vídeo hablando de la situación. “Me alegro muchísimo que en tu vida jamás te haya faltado un plato caliente sobre la mesa, y que tampoco hayas tenido que buscar comida en la basura que llevarte a la boca. Yo tampoco, la verdad que estoy muy agradecida de no haberme tenido que ver en situaciones así de extremas”, empieza hablando Osona, respondiendo al comentario de una usuaria de TikTok. Además, añade que “no haberlo vivido no me impide salir de mi burbuja y ver la realidad que ven muchísimas personas a pocos metros de nosotros”.

“Y es que, cuando alguien realmente necesita ayuda, cualquier gesto puede marcarle una gran diferencia”, continúa diciendo. Hablando del momento exacto en el que grabó el vídeo, aclara que “cuando salimos de la tienda de Crumbl Cookies, muchas personas necesitadas, viendo que llevábamos esa caja de galletas, se nos acercaban a pedirnos un trozo. La verdad que a nosotros nos chocó que hubiese tanta gente necesitada, al nivel de pedirte un trozo de galleta”.

Asimismo, comenta que “no es la primera vez que regalo comida que me ha sobrado a gente en la calle. No hace falta irse muy lejos, desde que estudiaba y salía con mis amigas a restaurantes y me sobraba gran parte de mi plato, pedía a los camareros que me lo guardaran en un táper para bajárselo a los mendigos. Y, sinceramente, antes de tirar a la basura una galleta, prefiero dársela a una persona que tiene hambre”.

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