Una batalla legal destapa al verdadero dueño de una de las obras más sobresalientes del Thyssen, que lucha por mantenerla

La obra en disputa se trata de ‘Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia’, pintada por Camille Pissarro entre 1897 y 1898

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Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, la obra del Museo Thyssen en litigio (Museo Thyssen)
Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, la obra del Museo Thyssen en litigio (Museo Thyssen)

Entre los más de un millón de visitantes del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en 2023, pudieron disfrutar de obras maestras como Les Vessenots en Auvers, de Vincent Van Gogh (1890); Mata Mua, de Paul Gauguin (1892); El puente de Waterloo, de André Derain (1906); o Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, del autor catalán, Salvador Dalí (1944). Sin embargo, uno de sus cuadros, que fue adquirido por el Barón en el año 1976, se encuentra en mitad de un proceso litigioso entre el museo y sus dueños originales por ver quién es el legítimo propietario.

Se trata de la obra llamada Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, realizada por el pintor Camille Pissarro, nacido en las Antillas. Esta obra pertenece a una serie de 15 obras que pintó en París desde la ventana de su hotel situado en en la place du Théâtre Français, durante los inviernos de 1897 y 1898. Este conjunto de obras, entre la que se encuentra la que nos concierne, se caracterizan por transmitir la actividad cambiante de ciudades como París o Ruán. Aunque siempre se caracterizó por ser un representante del impresionismo y se encargó de pintar la Francia rural, en los últimos años de su vida se trasladó a la ciudad por motivos de salud, donde comenzó a expresar su arte asomado a las ventanas.

De las manos de los nazis hasta el Museo Thyssen

Según un documento que se puede encontrar en la página web del Museo Thyssen, de la siguiente manera sucedieron los hechos. En 1939, Lilly Cassirer Neubauer, propietaria original del cuadro, vendió el cuadro por debajo del valor de mercado a un comerciante y miembro del partido nazi, con el objetivo de conseguir un visado para huir de Alemania y evitar los campos de exterminio, donde murieron millones de judíos. Posteriormente, la obra fue adquirida por otra persona, siendo confiscada por la policía política de la Alemania nazi, la Gestapo.

En la década de los años 50, la obra cruza el charco hasta llegar a los Estados Unidos, donde es adquirida por una galería de arte de Beverly Hills y, después, es puesto en venta en la Galería Knoedler de Nueva York.

En 1958, se produce un hecho relevante en esta trama. Lilly Cassirer alcanzó un acuerdo con el gobierno alemán y el comerciante nazi, por el que aceptó una compensación de 120.000 marcos alemanes, una cifra que correspondía con el valor de mercado en aquel momento. A partir de este instante, se ponía fin a las reclamaciones entre las partes, y ni Lilly Cassirer ni sus herederos lucharon por recuperar o localizar el cuadro.

Es en el año 1976, cuando el Barón compra el cuadro en otra galería de Nueva York, la Stephen Hahn Gallery. El cuadro fue, entonces, expuesto como parte de la colección en diferentes países, y nunca fue reclamado ni cuestionada la compra del Barón Thyssen. En la entrada del nuevo siglo, en 2002, la cronología de los hechos dice lo siguiente: “Cuarenta y cuatro años después del acuerdo transaccional entre Lilly Cassirer Neubauer y el Gobierno Alemán, veintiséis años después de la adquisición del cuadro por el Barón y nueve años después de su compra por la Fundación, la familia Cassirer reclama, por primera vez, la devolución del cuadro. La Fundación rechaza la reclamación”.

Cómo se solucionará este asunto

La clave radica en que Estados Unidos, país desde donde la familia ha denunciado al Museo Thyssen, y España tienen un convenio para respetar las decisiones de los tribunales en este tipo de casos, provengan del país que provengan. El argumento de la familia Cassirer habla sobre que el Barón tenía la suficiente información para deducir que el cuadro fue expoliado por las nazis; mientras que, los asesores jurídicos del museo están utilizando el hecho de que los herederos ya recibieron una indemnización del gobierno alemán. Según Cayetano Salas, abogado especializado en arte, la decisión final podría retrasarse más de diez años, teniendo en cuenta que la sentencia puede ser recurrida a tribunales superiores como el Supremo.

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