Las de 2023 fueron las peores Navidades para Begoña Díaz. Aún no ha podido olvidar aquel mensaje por WhatsApp que recibió el 18 de diciembre, un domingo de noche, por parte de la cadena de estética en la que había trabajado los dos últimos años, Centros Ideal, avisándola de que echaban el cierre. Tampoco fueron fáciles los meses previos, pues la empresa dejó de pagar las nóminas a la plantilla, formada casi en su totalidad por mujeres, si bien seguían acudiendo a su puesto de trabajo. Lo que no imaginó Begoña es que con una dilatada experiencia como la suya iba a encontrar tantas dificultades para encontrar un nuevo empleo, y es que el problema no era su currículum, sino su edad. Estaba a punto de cumplir 50 años.
Centros Ideal, que pertenecía a Dibea Grupo Cristina Álvarez y contaba tanto con cerca de un centenar de establecimientos repartidos por toda España, explicó que el cierre se debía a las dificultades económicas que llevaban atravesando desde la pandemia, especialmente a la “restricción del crédito bancario”. Unas 600 trabajadoras se quedaron sin empleo, sin finiquito y sin poder solicitar el paro porque se encontraban con un permiso retribuido y muchos clientes que habían financiado sus tratamientos o pagado sesiones por adelantado también se vieron afectados. Begoña asegura que de ese permiso retribuido “nunca vieron un duro” y a día de hoy la empresa le debe cinco nóminas, unos 10.000 euros.
A la situación de incertidumbre, de verse obligada a pedir dinero a sus padres y un amigo cercano para poder comer y pagar el alquiler, pronto se sumó la desesperación de ser rechazada en cada entrevista que realizaba. “Mi madre me lo advirtió, pero me negaba a creer que con un currículum como el que tengo, con tanta experiencia como manager en diferentes clínicas, iba a tener problemas por mi edad para que me contrataran. Es más, los puestos a los que he postulado son de dirección, requieren una experiencia de la que carece la gente más joven, pero nada, ha sido imposible. Lo de la edad es terrible”, cuenta indignada a Infobae España esta trabajadora, que no duda que si fuera hombre la situación cambiaría, pues “a ellos las empresas les siguen contratando como directivos” aunque superen los 50 años de edad.
En una entrevista que mantuvo con el departamento de Recursos Humanos de una clínica estética le reconocieron abiertamente que, pese a cumplir con todos los requisitos y tener un buen currículum, no la contrataban debido a su edad. “Me dijeron que si hubiera tenido diez años menos, el puesto habría sido mío. Pensé que era una broma, pero era la cruda realidad. Y esto me ha pasado con otras empresas”, lamenta.
Las dificultades aumentan para las mujeres senior
De hecho, según un informe del Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco publicado el pasado mes de junio, un dato contundente que evidencia la discriminación laboral por edad es la cronificación del desempleo, ya que del total de personas mayores de 50 años que buscan trabajo (879.100), un 56% lleva haciéndolo más de un año, sin éxito. Una cifra que desciende al 38% para el resto de la población. En el caso de las mujeres, las dificultades para competir en el mercado laboral aumentan, de forma que el 48,4% de las mujeres con edades comprendidas entre los 50 y 59 años en desempleo lleva más de un año buscando un trabajo, un porcentaje que sube hasta el 59% en el caso de quienes tienen entre 60 y 64 años, frente al 40,7% del resto de las mujeres, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística.
Sin embargo, al contar con más experiencia y conocimientos, los trabajadores mayores permiten a las empresas ser más productivas, aguantar mejor las crisis e incluso impulsar las ventas, tal y como refleja un estudio elaborado por el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), que sostiene que como España es uno de los países de la OCDE que más rápido envejece, “ofrecer mayores oportunidades de empleo e invertir en el talento de los trabajadores de mayor edad será clave para el éxito de la economía y el bienestar individual”.
Las dificultades de emprender
Cansada de que el mercado laboral la expulsara, Begoña decidió junto a otra compañera de 52 años, Rocío, con la que trabajó en Centros Ideal, emprender su propio negocio, porque al final y al cabo “tenían la experiencia”, sabían perfectamente cómo manejar un centro de estética. Así es como en el pasado mes de mayo abrieron Huna en Sevilla, en el barrio de Nervión, un proyecto en el que, admiten, ha sido posible por haber tenido facilidades como fraccionar los pagos de los productos de estética o pagar una cuota más baja de alquiler, pues el propietario del local conocía los problemas que habían atravesado meses antes. Sin esas facilidades, asegura, no habrían podido salir adelante.
“Nos pusimos a hacer presupuestos, a buscar diferentes opciones, y al final conseguimos abaratar los gastos. La verdad es que después de todo lo que hemos pasado hemos tenido suerte”, relata Begoña. La tercera integrante del equipo es Aury, una joven manicurista venezolana que también fue despedida de Centros Ideal y que necesitaba encontrar empleo para poder enviar dinero a su familia.
Tras un “verano duro”, aseguran que el negocio ha mejorado este mes de septiembre y cada vez son más las clientas que acuden a ellas para realizarse todo tipo de tratamientos. A diferencia de las grandes cadenas, su secreto es “cuidarlas de forma muy personalizada”. Pese a todo, y aunque aún les llevará tiempo recuperarse a nivel económico, Begoña asegura que emprender junto a sus compañeras ha sido una buena decisión. “Cuando trabajas para ti misma, te levantas por la mañana de otra manera”, concluye.