Qué es el catalizador de un coche y cuánto cuesta su limpieza

En búsqueda constante de un planeta más verde, el catalizador, también conocido como filtro de partículas, puede ser el mejor aliado de un conductor a la hora de reducir las emisiones del tubo de escape. Precisamente, esa es su función: la reducción de emisiones nocivas por el tubo de escape del vehículo.

La principal función de un catalizador es reducir, especialmente, la emisión de tres gases contaminantes: hidrocarburos (HC); que es el combustible no quemado que contribuye a la formación de smog, monóxido de carbono (CO); que es un gas venenoso, y óxido de nitrógeno (NOx); que es un gas que contribuye a la formación de lluvia ácida y genera problemas respiratorios.

A partir del año 1993, el catalizador se hizo objeto obligatorio en cualquier coche que funcionara con gasolina. Años después, en 1997, se hizo lo propio con los coches diésel.

El catalizador es un dispositivo situado en el sistema de escape del coche. Tiene una estructura en forma de panal de abejas recubierta de metales preciosos como el oro, el platino, el paladio o el rodio. Cuando los gases contaminantes pasan a través de esta estructura, estos metales actúan como catalizadores, desencadenando reacciones químicas que convierten los gases nocivos en sustancias menos dañinas.

Esto transforma las emisiones nocivas en dióxido de carbono (CO2), nitrógeno (N), y vapor de agua (H2O), que son mucho menos contaminantes y menos perjudiciales para la salud y el medio ambiente. No obstante, es necesaria una alta temperatura (400-800 ºC) para que el catalizador realice correctamente su función. Por tanto, el vehículo debe funcionar durante un tiempo para llegar a esta temperatura, por lo que su eficacia no es tan alta en recorridos cortos como en trayectos largos.

La vida útil de un catalizador suele rondar los 120.000 kilómetros. Este filtro acumula las partículas que va incinerando, por tanto, puede llegar el momento en el que sea preciso cambiarlo o limpiarlo. En los coches más modernos, los catalizadores se regeneran solos, pero es necesario tener el coche encendido durante media hora aproximadamente para que el proceso no se corte.

A la hora de limpiar el filtro en el taller, se puede hacer de dos formas, mediante una regeneración forzada o inyectando a presión limpiadores químicos.

La regeneración forzada consiste en eliminar las acumulaciones del filtro de partículas de una manera drástica, aumentando la temperatura del motor y con ella la de los gases que se desprenden del tubo de escape. Mediante el calor, las partículas de hollín se queman y el filtro queda limpio. Esta técnica puede ser muy perjudicial para el medio ambiente como para el vehículo en sí.

Por eso, es preferible inyectar limpiadores químicos a presión, que disuelven las partículas de hollín y limpian el catalizador. Ambas limpiezas rondarían los 200 euros. Si se da el caso que estuviera muy deteriorado o hiciese falta cambiar la pieza, un filtro de partículas de recambio puede alcanzar hasta los 900 euros, según Motor y Movilidad.

Pero también se puede limpiar de forma manual o casera, evitando pasar por el taller. Hay que salir con el coche a la carretera y circular durante 20 o 30 minutos con el motor a 2.500-3.000 revoluciones. Antes de llegar al punto máximo, es aconsejable circular a 2.500 revoluciones por minuto durante al menos 15 minutos.

Cuando esta pieza comienza a fallar, se producen varios avisos que nos indican que este componente está averiado.

Entre algunos de estos síntomas se encuentran, según AutoDoc: el encendido o parpadeado de la luz “Check Engine”, posibles ruidos de traqueteo al conducir, mayor consumo de combustible y mayor olor a combustible no quemado, en los coches con motor diésel, se pueden apreciar emisiones de hollín por el tubo de escape o ruidos procedentes de la parte baja del vehículo.