El pasado 23 de septiembre, la parroquia de San Agustín de Madrid fue testigo de la emotiva ceremonia celebrada para despedir a Carlos Goyanes y su hija Caritina Goyanes, quienes fallecieron con apenas diecinueve días de diferencia este verano. La misa, oficiada por siete párrocos, entre ellos el padre Ángel y el sacerdote titular de la parroquia, reunió a numerosos amigos y familiares, incluyendo a figuras como Isabel Preysler, Tamara Falcó, Naty Abascal y el periodista José María García.
La elección de la parroquia de San Agustín no fue casual. Este lugar tenía un profundo significado para Caritina y su esposo Antonio Matos, ya que era su iglesia habitual y donde ella encontró consuelo y paz a través de los retiros de Emáus en momentos difíciles de su vida. La ceremonia estuvo marcada por la sobriedad y la emoción, con momentos especialmente conmovedores, como cuando los hijos de Caritina hicieron las peticiones, mostrando una serenidad admirable en medio del dolor.
Según comentó la periodista Paloma Barrientos a Vanitatis, la misa incluyó la interpretación de la salva rociera y algunas de las canciones favoritas de Caritina y su pareja Antonio Matos. El viudo estuvo acompañado por amigos y familiares, así como por numerosos compañeros de colegio de sus hijos, quienes también asistieron para brindar su apoyo.
Una carta llena de dolor
Uno de los momentos más destacados de la ceremonia fue la lectura de cartas de despedida. Carla Goyanes leyó una emotiva carta dedicada a su padre y su hermana, recordando momentos familiares y emocionando a cada uno de los presentes. A pesar de la despedida que dejó en redes sociales a su hermana, en esta ocasión ha vuelto a abrir su corazón y le ha pedido confianza y tranquilidad, asegurando que el peso de la familia se encuentra a salvo sobre sus hombros.
Antonio Matos también leyó una carta dedicada a su esposa Caritina. El marido ha sido un gran desconocido para la prensa del corazón, pero para ella fue su gran amor y ambos habían encontrado en la fe un refugio en su relación. Los dos han dedicado parte de los últimos años de su vida a los retiros de Emáus, donde personas laicas guían a otras que se encuentran perdidas y quieren encontrar la presencia de Dios.
Fue imposible aguantar las lágrimas mientras que ambos se abrieron en sus respectivas cartas, provocando así que la misa se alargara hasta la noche. Gracias a la multitudinaria ceremonia, queda claro el gran cariño que se ha ganado la familia entre sus seres queridos.
El empresario falleció de manera inesperada a comienzos de agosto, dejando a sus seres queridos en estado de conmoción; no obstante, España se paralizaba solo 20 días después al conocer que su hija, Caritina, había sufrido un infarto fulminante que acabó con su vida. La familia del primer marido de Marisol quedó completamente destrozada. Y desde entonces, su hermana Carla, su esposo Antonio y sus dos hijos, de 11 y 14 años, han estado unidos en su dolor.