El Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) anunció el pasado 20 de septiembre la prórroga de seis meses de la investigación por la desaparición de Yéremi Vargas, que para entonces tenía 7 años, y ocurrió el 10 de marzo de 2007 en Vecindario, para realizar nuevas diligencias que ya habían sido autorizadas, pero que no llegaron a practicarse.
Ahora, el órgano judicial que investiga el caso ha acordado ampliar nuevamente el plazo de investigación tras la reapertura de las actuaciones en septiembre de 2021 a petición de la familia del niño. La investigación sobre la desaparición de Yéremi Vargas había quedado archivada en 2017, al entender que no existían pruebas que permitieran “dirigir la causa contra persona o personas determinadas”, por más que la familia y la Guardia Civil señalaran a Antonio Ojeda, ‘El Rubio’, como principal sospechoso.
Cómo fue la desaparición
El 10 de marzo de 2007, en torno a las tres de la tarde, Yéremi jugaba en un descampado cercano a su casa con dos primos cuando su madre, Ithaisa Suárez, les gritó desde la ventana para que subieran a comer. Solo sus primos respondieron. Yéremi, que llevaba una camiseta amarilla y sus gafas características, ya no estaba.
Tras la denuncia de la familia, un amplio dispositivo de 400 personas se encargaron de buscar al menor, entre ellos se encontraba la Guardia Civil, Protección Civil, Policía Local y del Grupo de Emergencia del Gobierno de Canarias, además de amigos y vecinos. Desde el principio, la familia tuvo claro que Yéremi no se había ido por voluntad propia y que alguien estaba detrás de su desaparición. Esta convicción fue alimentada por la falta de pistas y las llamadas que recibieron de personas que, incluso desde otros países, aseguraban haber visto al menor.
Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) inicialmente centraron sus investigaciones en el entorno familiar, pero esa línea fue descartada rápidamente. Posteriormente, se investigaron a cerca de 200 pederastas, tanto dentro como fuera de España. Algunos de los sospechosos más notorios incluyeron a delincuentes buscados en Escocia y a Fernando Torres Baena, implicado en el caso Kárate. Sin embargo, ninguna de estas pistas condujo a un resultado concreto.
En 2012, el caso tomó un nuevo giro cuando la Guardia Civil pidió la colaboración ciudadana para localizar un Renault 5 blanco que había sido visto en las inmediaciones del lugar donde Yéremi desapareció. Según el testimonio de otro niño, el vehículo se adentró en el solar en dirección contraria y era conducido por un hombre que llevaba una gorra. Esta pista reavivó las esperanzas de la familia, pero no se logró localizar al conductor ni confirmar su relación con el caso.
En 2015, el Ministerio del Interior anunció la localización de huesos humanos en un lugar cercano a donde Yéremi fue visto por última vez. Sin embargo, los análisis forenses revelaron que los restos pertenecían a una mujer mayor que había desaparecido previamente.
El principal sospechoso: Antonio Ojeda, Juan el Rubio
El propietario de ese Renault que podía tener relación con el menor era resultó ser el de Antonio Ojeda Bordón, conocido como Juan el Rubio. Sin embargo, la investigación dio un giro a mediados de 2016, nueve años después de su desaparición, cuando este fue detenido y condenado por agredir sexualmente a otro niño de 9 años en el mismo barrio en el que desapareció el pequeño.
El Rubio fue condenado a cinco años de prisión por los abusos en una prisión en Algeciras. A raíz de esto, algunos de los presos que compartían celda con él contaron a los agentes cómo alardeaba de saber qué le había ocurrido a Yéremi, y aportó detalles que, según la propia madre del niño, sólo era posible que supiera su entorno más cercano como que “se puso azul”, haciendo alusión a la cianosis que padecía o al color de las gafas que llevaba cuando desapareció y que no eran las mismas que llevaba Yéremi en las imágenes difundidas.
En 2017, el juez cerró el caso de la desaparición de Yéremi Vargas, argumentando que no existían pruebas suficientes contra el principal investigado. Sin embargo, en 2021, tras un cambio de abogado, la madre de Yéremi, Ithaisa Suárez, logró que el Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana reabriera la investigación.
Caso cerrado en 2017 y reabierto en 2021
Asesorada por el abogado Marcos García Montes, Suárez presentó fotos de la cianosis que afectaba a su hijo. No obstante, un reciente informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Las Palmas desestimó esa teoría, afirmando que no existen registros médicos que confirmen signos de cianosis en el menor.
Además, Suárez denunció recientemente a su pareja por violencia de género, tras presuntamente ser víctima de amenazas. También reconoció que su hijo mayor ha sido ingresado en un centro debido a problemas psicológicos. Por su parte, el padre de Yéremi, Juan Francisco Vargas, fue detenido en 2021 por agresión sexual a dos de sus hijas menores y nuevamente en 2022 por malos tratos a su pareja. Actualmente, está en libertad provisional a la espera de juicio.