Georgina Rodríguez es la mujer de moda gracias a su salto a la fama al convertirse en la mujer del deportista más rico del mundo. Desde que se conoció su romance en 2016, la pareja no se ha separado y su fama ha ido en aumento hasta convertirse en la nueva estrella de Netflix. En 2022 entraba al club de las Kardashians al conseguir su propio reality en el que muestra su día a día, sus viajes y su trabajo; algo que nos ha permitido conocer más sobre sus orígenes y su personalidad.
La de Jaca ha amasado su fortuna ejerciendo de modelo y realizando numerosas campañas publicitarias. Y para ello, ha debido de trabajar su cuerpo a niveles extremos. En muchas ocasiones ha mostrado al mundo a través de sus redes sociales las duras rutinas a las que se somete para poder presumir de un físico envidiable. La pareja tiene su propio gimnasio en casa, algo que le ha facilitado tener a un entrenador personal que la controla en absolutamente todo.
Desde pesas de más de 200 kilos hasta decenas de kilómetros en la cinta de correr, la influencer ha conseguido moldear su cuerpo hasta conseguir obtener los resultados que tanto ha deseado. Sin embargo, a lo largo de su documental Soy Georgina, hemos podido conocer un aspecto de ella que mucha gente no se esperaría: le encanta comer. Su gran pasión son los “ibéricos”, es decir, embutidos como lomo, jamón, chorizo y fuet. Además, acude a los mejores restaurantes del mundo junto a Cristiano Ronaldo y sus amigos, y no parece privarse en ellos.
Ahora, gracias a la tercera temporada de su reality en Netflix, hemos podido conocer cuál es el peso exacto de la modelo. En una conversación con su agente y sus estilistas, Rodríguez les confiesa que tuvo un gran susto el día anterior cuando se subió a la balanza. La argentina pesaba un kilo y medio más de lo que acostumbra, y en ese momento se dio cuenta de que seguía llevando las extensiones: “Ayer me pesé y pesaba un kilo más. Pero dije: ‘Ai, la peluca’. Porque pesaba 65,5 kg y yo peso ahora 64 kg”.
Su posible mudanza a Portugal
Su futuro en Arabia Saudita parece tener los días contados. Y es que, aunque la influencer comenta en varias ocasiones en el documental que se encuentra muy a gusto en el país de Oriente Próximo, pareciendo incluso que el propio gobierno le habría pagado por decir las palabras, el deseo de la pareja es volver a residir en Portugal. De hecho, para este nuevo curso habían iniciado los trámites para inscribir a sus hijos en una de las mejores escuelas del país luso.
Un movimiento que se ha visto frenado en seco; ya que, tal y como revelaba el medio portugués V+FAMA hace unos días, “la no inscripción de los hijos de Ronaldo en el St. Julian’s se debe en parte a los obstáculos que han puesto algunos padres del centro”. Según indicaron los periodistas, los padres de los posibles compañeros de clase de los menores “pusieron en jaque al centro preguntando si podrían garantizar la seguridad y privacidad de sus hijos teniendo prensa todos los días en la puerta del colegio si en el mismo estudiaban los hijos de dos personas tan famosas”.