Un hombre con cinco enfermedades se queda sin incapacidad permanente absoluta: “Ha sido un golpe duro”

Un asturiano de 53 años ha recibido una noticia devastadora al ver denegada su solicitud de incapacidad permanente por el Juzgado de lo Social número 1 de Oviedo

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Hombre en una consulta médica (Freepik)
Hombre en una consulta médica (Freepik)

Antonio Azcoitita, un asturiano de 53 años, ha recibido un golpe devastador tras la reciente decisión del Juzgado de lo Social número 1 de Oviedo, que ha denegado su solicitud de incapacidad permanente absoluta a pesar de sufrir cinco enfermedades crónicas e incapacitantes. El fallo judicial reconoce que Antonio padece fibromialgia, síndrome de fatiga crónica (SFC), polineuropatía periférica, hernia discal y artrosis degenerativa cervical, entre otras dolencias. Sin embargo, la magistrada ha considerado que el asturiano todavía tiene la capacidad de desempeñar las principales tareas de su profesión, una decisión que ha dejado a Antonio sumido en la frustración y el agotamiento físico y emocional.

Antonio comenzó el proceso judicial tras la negativa del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) a reconocer su incapacidad laboral, a pesar de las limitaciones que sus enfermedades le imponen en su día a día. Tal como recoge La Voz de Asturias, Antonio sufre de dolor crónico, fatiga extrema, y una serie de síntomas que limitan severamente su capacidad para realizar cualquier tarea física o mental sostenida. El propio afectado asegura que es «incapaz de hacer una sola cosa» y que su cuerpo no soporta «absolutamente nada».

El síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia son patologías reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedades invalidantes, pero el sistema de seguridad social y la justicia española no siempre reconocen sus efectos devastadores en quienes las padecen. En el caso de Antonio, estas enfermedades han debilitado considerablemente su capacidad de trabajo, hasta el punto de que tuvo que dejar su antigua profesión como consultor de obras por ser físicamente insostenible. Sin embargo, la jueza ha dictaminado que, aunque no pueda realizar trabajos físicamente exigentes, aún tiene la capacidad de ejercer como profesor interino de biología, profesión que comenzó a desempeñar en 2020.

Decisión judicial

La sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número 1 de Oviedo ha sido un revés para Antonio, quien esperaba poder obtener una pensión vitalicia que le permitiera sobrellevar su situación sin tener que enfrentarse a las exigencias del mercado laboral. La magistrada ha reconocido que Antonio no puede realizar trabajos de esfuerzo físico importante debido a sus dolencias, pero sostiene que puede desempeñar las tareas básicas de un profesor, ya que este trabajo le permite alternar entre la posición de pie y sentado, y no implica grandes esfuerzos físicos como subir o bajar escaleras.

La jueza se basa, además, en el informe del médico inspector del INSS, que indica que las enfermedades de Antonio no son lo suficientemente severas como para impedirle trabajar. Este informe contrasta con los diagnósticos emitidos por médicos especialistas en fibromialgia y síndrome de fatiga crónica, que han documentado la gravedad de sus síntomas, particularmente el dolor continuo y la fatiga extrema.

Un “golpe duro”

Antonio ha declarado a La Voz de Asturias que esta sentencia lo ha dejado sin fuerzas. «Siempre he sido una persona echada para adelante y optimista por naturaleza, pero esta sentencia me ha hundido y acabado con las pocas fuerzas que me quedaban», lamenta. El proceso judicial, que ha durado más de un año, ha sido agotador tanto física como mentalmente. Antonio denuncia que el sistema de seguridad social no toma en serio las enfermedades que, como la fibromialgia o el SFC, no son visibles, pero afectan profundamente la calidad de vida de quienes las padecen.

Asimismo, critica el funcionamiento de los tribunales médicos del INSS, asegurando que los exámenes a los que se somete a los pacientes son superficiales y no reflejan la verdadera gravedad de sus dolencias. «Si caminas de puntillas, de talones, levantas los brazos y te tocas la nariz con el dedo “estás perfecto para trabajar”. Parece mentira que los jueces no sepan lo que pasa en esos tribunales», expresa indignado.

Un abogado explica los requisitos para recibir la pensión de incapacidad permanente por ansiedad generalizada.

La vida con fibromialgia y fatiga crónica

Antonio fue diagnosticado de fibromialgia en 2016, y el diagnóstico de SFC llegó dos años más tarde. Estas enfermedades no tienen cura y se caracterizan por brotes de dolor y fatiga que pueden variar en intensidad, pero que siempre están presentes. Para Antonio, el hecho de que sus enfermedades se hayan reconocido tarde en el ámbito médico es un reflejo de la falta de comprensión y apoyo que muchas veces sufren los pacientes.

El fallo judicial menciona que su medicación podría estar influyendo en su capacidad de concentración y atención, sugiriendo que un ajuste en el tratamiento podría mejorar su situación laboral. Sin embargo, Antonio rechaza esta interpretación, señalando que su situación no mejorará simplemente con un cambio de medicación, ya que sus enfermedades son crónicas y no tienen solución.

Antonio ha decidido interponer un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias, aunque admite que lo hace «sin esperanza» de que su situación cambie. A pesar de todo, sigue confiando en que la justicia acabe reconociendo la realidad de su situación y le conceda la incapacidad permanente que tanto necesita para poder llevar una vida más digna y enfocada en su autocuidado.

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