El propietario de un piso no podrá alquilarlo en los próximos tres años porque los inquilinos eran molestos: gritos, peleas y gente durmiendo en zonas comunes

La Audiencia Nacional ha emitido una sentencia casi sin precedentes al prohibir el alquiler de un piso a un propietario de Pontevedra

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28/12/2022 Un cartel de 'Se alquila' pegado a un edificio, a 28 de diciembre de 2022, en Madrid (España). El real decreto de ayudas económicas para hacer frente a la subida de los precios prorroga la subida máxima del 2% de los alquileres de vivienda hasta el 31 de diciembre de 2023, y permitirá extender seis meses la vigencia de los contratos de alquiler que finalicen antes del 30 de junio de 2023.
POLITICA 
Eduardo Parra - Europa Press
28/12/2022 Un cartel de 'Se alquila' pegado a un edificio, a 28 de diciembre de 2022, en Madrid (España). El real decreto de ayudas económicas para hacer frente a la subida de los precios prorroga la subida máxima del 2% de los alquileres de vivienda hasta el 31 de diciembre de 2023, y permitirá extender seis meses la vigencia de los contratos de alquiler que finalicen antes del 30 de junio de 2023. POLITICA Eduardo Parra - Europa Press

Tras más de una década de sufrimiento y denuncias, una comunidad de vecinos en Pontevedra ha conseguido que la Audiencia Nacional emita una sentencia sin precedentes: prohibir el alquiler de un piso durante los próximos tres años debido al comportamiento incívico y delictivo de sus inquilinos. Esta resolución pone fin a un periodo de 13 años de altercados, ruidos y situaciones peligrosas que habían convertido la convivencia en el edificio en un auténtico infierno. Según informa El Faro de Vigo, la prohibición de alquiler es la consecuencia de la incapacidad del propietario para poner fin a los comportamientos de sus inquilinos y garantizar la seguridad y el bienestar de los vecinos.

Todo comenzó en 2011, cuando el propietario del inmueble decidió alquilar su piso por habitaciones, un sistema que se convirtió en la raíz del problema. A partir de ese momento, los vecinos comenzaron a vivir una situación de constante inseguridad. Los gritos a altas horas de la noche, las peleas y el comportamiento destructivo de los inquilinos hicieron que la convivencia en el edificio se tornara insoportable. Entre los incidentes más alarmantes, los vecinos denunciaron el lanzamiento de muebles por la ventana, personas durmiendo en las zonas comunes del edificio, peleas frecuentes y presencia de sangre en las puertas.

Una década de terror vecinal

A lo largo de los años, el edificio se convirtió en escenario de sucesos mayores, como vertidos al patio de luces, rotura de cristales y almacenamiento ilegal de bombonas de butano, aumentando el riesgo de fuga de gas. Además, se descubrió que algunos inquilinos habían pirateado la antena parabólica de un vecino y, lo más preocupante, se llegó a detectar la venta de drogas y el porte de armas blancas por parte de los ocupantes del piso. Uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentaron tanto los vecinos como las autoridades fue la constante rotación de inquilinos.

El hecho de que el propietario alquilara el piso por habitaciones, con un flujo constante de personas entrando y saliendo, hizo prácticamente imposible identificar a los responsables directos de cada incidente. Al no poder localizar a los inquilinos, las autoridades y la comunidad de vecinos dirigieron la responsabilidad directamente al propietario del inmueble, a quien se acusó de no haber tomado las medidas necesarias para controlar el comportamiento de sus inquilinos.

Cámaras de seguridad y sentencia judicial

La situación empeoró con los años, hasta que los vecinos decidieron tomar medidas adicionales para recopilar pruebas de los disturbios. En un intento desesperado por frenar los altercados, optaron por instalar cámaras de seguridad en las zonas comunes del edificio. Estas grabaciones resultaron ser la clave para que la Audiencia Nacional de Pontevedra pudiera dictar su sentencia, prohibiendo el alquiler del piso durante los próximos tres años.

Las grabaciones no solo mostraron la gravedad de la situación, sino que también documentaron una lista de irregularidades e incidentes que confirmaron el ambiente hostil que se vivía en el edificio. Entre los delitos documentados se encuentran el lanzamiento de objetos desde el balcón, el pirateo de antenas, gritos, peleas e incluso la presencia de armas. Las cámaras fueron decisivas para que los jueces consideraran que el propietario no había hecho lo suficiente para evitar que su vivienda fuera utilizada como foco de disturbios y peligro para la comunidad.

El propietario, responsable de la situación

Dado que no se logró identificar a los responsables individuales de los delitos cometidos, la Audiencia Nacional decidió que el propietario del inmueble debía asumir la responsabilidad de lo ocurrido. A lo largo de los 13 años de disturbios, los vecinos habían presentado numerosas denuncias, quejas y alertas a las autoridades, pero el problema continuaba sin una solución definitiva. Fue esta inacción por parte del propietario lo que llevó a la Audiencia a tomar la medida extrema de prohibir el alquiler del piso.

La sentencia es clara: el propietario del piso no podrá alquilar la vivienda durante los próximos tres años, y cualquier intento de hacerlo constituiría una violación de la ley. La decisión también tiene como objetivo enviar un mensaje contundente a otros propietarios que, al no controlar adecuadamente sus inmuebles, permiten que estos se conviertan en focos de conflictos. Este fallo judicial podría sentar un precedente importante para futuros casos de conflictos vecinales y alquileres problemáticos en España. Hasta ahora, pocas sentencias habían contemplado la prohibición del alquiler de una propiedad como medida sancionadora hacia los propietarios que no logran gestionar adecuadamente la convivencia en sus inmuebles.

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