Como al inicio de cada curso escolar, en España muchos estudiantes han aprovechado las oportunidades que les brindan sus propios centros para marcharse a otro país y seguir sus estudios, durante unos meses o un año, en el extranjero. Se trata de una experiencia única, difícil de obtener cuando no se está estudiando, y que brinda a los jóvenes y no tan jóvenes la oportunidad de aprender idiomas y otras costumbres.
Durante su estancia, muchos aprovechan para compartir su experiencia en el nuevo país. Una serie de impresiones que suelen ser positivas, pues todo es nuevo y las exigencias de la rutina -que, como diría Samuel Beckett, es la “sordina del tiempo”- son mucho menores. Sin embargo, este no ha sido el caso de un joven español que se ha ido a estudiar a Suiza y se ha vuelto viral con un vídeo en el que cuenta el lado menos agradable de la estancia que está realizando.
“¿Podemos hablar de los adolescentes de Suiza?”, empieza diciendo en el vídeo. El chico no parece muy contento respecto a sus coetáneos del país helvético “y bueno, en general, de todos los países que no sea Sudamérica, España y eso por que es que ¡son unos amargados!”, exclama. En su caso, esto es algo que ha podido comprobar desde hace más de un mes, pues fue el 6 de agosto cuando comenzó su intercambio.
Las aulas siempre en silencio
“Las horas duran 40 minutos”, explica el chico, que a continuación ofrece un ejemplo para argumentar su opinión. “Es que el profesor hace una pregunta y ¡nadie dice nada!¡Es que la gente calla!¡Hablad, comunicaos!¡Es que no se comunican!”. Además, el joven también señala un comportamiento a su entender erróneo en las pausas entre clase y clase, en las que se puede utilizar el móvil. “La gente cuando termina la clase se ponen a jugar todos al Brawl Stars. ¡Comunicaos!”.
La consecuencia de este tipo de actitud la dice a continuación, y es que ni en esos momentos ni durante las clases hablan entre ellos. “Que tampoco digo que estén toda la hora hablando, pero yo qué sé, es diversión, diversión de la vida. Un poco de felicidad, ¿no?”. De este modo, toda la jornada en la escuela parece transcurrir en el más aburrido de los silencios.
“Y luego también me han contado que es que se van y quedan los fines de semana”, continúa, “se van al bosque, cogen el alcohol, se cogen sprite, cocacola, todas esas cosas las mezclan y todo eso”. Un plan que en España sería sinónimo de fiesta, con música y muy probablemente bailes. No obstante, al parecer en Suiza “todos están en círculo satánico” cuando hacen ese tipo de planes, que le resultan de todo menos divertidos. “Me lo han contado hoy y yo he dicho ‘como si fuese un botellón, pero amargado’”.