Qué significa que una persona llegue tarde de forma habitual, según un psicólogo

Pese a que normalizamos los retrasos, si estos suceden muy a menudo o son muy prolongados pueden esconder otros motivos menos evidentes

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Un empleado de la Electric Time Company en Medfield, Massachussets, probando un reloj construido para una nueva estación de tren en Bangkok, Tailandia, antes de su envío. (AP Foto/Charles Krupa)
Un empleado de la Electric Time Company en Medfield, Massachussets, probando un reloj construido para una nueva estación de tren en Bangkok, Tailandia, antes de su envío. (AP Foto/Charles Krupa)

Llegar tarde es algo que a todos nos ha pasado alguna vez. Es inevitable encontrarse alguna vez con un atasco, con un retraso del cercanías o el autobús. También a la inversa: todos nos hemos encontrando esperando a que alguien llegara a una hora ligeramente posterior a la que habíamos quedado. No obstante, por desgracia también es habitual que conozcamos a alguien -puede que nosotros mismos- que lleve esto al extremo, y suela ser siempre el último en llegar e incluso incurrir en retrasos que desafíen a más no poder las reglas básicas de cortesía.

Este es un asunto que ha querido tratar un poco más a fondo el psicólogo Neel Burton, un profesor de Oxford con varios libros sobre diferentes temas, en los que suele también ahondar de forma más filosófica. En esta ocasión, el especialista ha querido señalar, en un artículo para la revista Psychology Today, cómo “llegar tarde es un insulto para los demás, pero también perjudica a la persona que llega tarde”.

No en vano, esta ofrece una imagen de despistado, desorganizado o falto de voluntad o empatía. “Pero también hay razones más pérfidas para llegar tarde que la mera mediocridad”, continúa el psicólogo. “Algunas de estas razones tienen que ver con la ira y la agresividad, otras con el autoengaño”.

Llegar tarde para mostrar desacuerdo o desafío

Según Burton, “las personas enfadadas que se comportan con una calma y una cortesía casi exageradas pueden, no obstante, expresar su ira por medios pasivos”. Esto quiere decir que, de forma consciente o inconsciente, ofrecen algún tipo de resistencia a ceder frente a las expectativas de los demás. De este modo, los olvidos, las dudas, la dejadez en la limpieza o incluso la falta de apetito sexual pueden ser señales de algún tipo de ira solapada.

“Como sugiere el nombre, el comportamiento pasivo-agresivo es un medio de expresar la agresión de forma encubierta”, explica, “y por tanto sin incurrir en todos los costes emocionales y sociales de una agresión más abierta”. Llegar tarde podría ser una forma más en la que se podría manifestar este tipo de ira contenida. Lo malo, es que así se obstaculiza que “se identifiquen y resuelvan los problemas subyacentes”, lamenta el psicólogo, lo que puede derivar en un mayor descontento o resentimiento.

Relacionado con engañarse a uno mismo

Los retrasos pueden tener también algo que ver con la autoestima para el profesor de Oxford. “Como hemos visto, llegar tarde, especialmente si es de forma escandalosa o repetida, transmite el mensaje de que ‘soy más importante que tú’”, destaca. Con todo, esto puede prevenir de una realidad contraria y que la persona esté transmitiendo algo “que no es cierto; de hecho, precisamente porque lo es”. En conclusión, la persona podría estar llegando tan tarde y tan recurrentemente porque se siente inferior o poco importante, y llegar tarde es una forma de imponerse en una situación.

Por ello, Burton opina que estas personas podrían también querer “atraer la máxima atención” de manera constante, por lo cual podría ser que también trataran de “tomar el control de los acontecimientos”. “Es posible que hayas notado que algunas personas que tienen el hábito de llegar tarde también tiene el hábito de hacer una escena al respecto”. Llegar y saludar profusamente a cada uno, con disculpas casi teatrales, moviéndolo todo o ‘montando un espectáculo’, serían algunos de los posibles comportamientos.

Plantearse la pregunta

No obstante, el psicólogo advierte de que “llegar tarde no es necesariamente insalubre ni patológico”, por lo que no deberíamos proceder a psicoanalizar a todos los ‘tardones’ de nuestra vida. “A veces, llegar tarde es tu inconsciente -intuición- diciéndote que no quieres estar allí, o que sería mejor para ti no estar allí”. Por ello, parta él es más probable que estos retrasos se produzcan en aquellos compromisos que menos nos apetecen, como cuando nos dolía la cabeza o la barriga justo antes de ir al colegio.

De este modo, para Burton lo más importante es que si se produce con frecuencia, nos cuestionemos a nosotros mismos el motivo por el que está sucediendo. “Incluso si es ‘solo’ porque estás demasiado ocupado, ¿por qué estás demasiado ocupado”, pregunta. “A menudo, nos mantenemos tan ocupados como podemos para no quedarnos solos con nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, lo que, por supuesto, es altamente contraproducente a corto, medio y largo plazo”.

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