Alberto es doctor en Biología y actualmente es agricultor en Carabaña, un pequeño pueblo del este de la Comunidad de Madrid. Tiene una finca con una vivienda, un pequeño desván y un taller limitando con un coto de caza privado. “Llevo tres años aguantando que los cazadores disparen en dirección a mi propiedad. He hablado incluso con el responsable del coto y he tenido que soportar amenazas, como que un cazador me encañonara con su escopeta en la cabeza. Tuve que denunciar entonces, lamentablemente no lo hice”. Pero todo tiene un límite. El pasado 23 de agosto, a las 8.30 de la mañana, se fue al cuartel de la Guardia Civil y puso por fin una denuncia después de que otro cazador disparase el día anterior muy cerca de su casa y “cuatro perdigones cayeran en el tejado”.
“Esto solo puede significar una cosa, que estaban disparando en dirección a mi casa, lo que está prohibido por ley y es delito. Además, el cazador disparó cuatro veces cuando solo se pueden disparar dos con un tiro en la recámara, lo que quiere decir que tenía la escopeta trucada”, explica a Infobae España. En la denuncia, Adrián aporta un video tomado por sus cámaras de seguridad instaladas en su finca, en el que se oye como caen los perdigones en su tejado. “Cogí los cartuchos que había disparado el cazador y se los llevé a la Guardia Civil porque tienen un número de serie y esto puede ayudar para encontrar al culpable, pero no los quisieron”. Lo de Alberto puede parecer un caso aislado (en 2023 se tramitaron 135 denuncias por delitos de caza en Madrid), pero para Más Madrid es un problema que debe solucionarse.
Alejandro Sánchez, diputado de Equo en Más Madrid, asegura que Madrid es la única Comunidad de toda España, junto a Cataluña, “sin una legislación propia de caza. En consecuencia, la actividad cinegética está regulada por la una ley preconstitucional de 1970 y por un reglamento posterior de 1971″. La formación verde ha llevado una Proposición No de Ley (PNL) a la Asamblea regional “para revisar la normativa vigente y ampliar las zonas de seguridad en las que está prohibido el uso de armas, en particular respecto a los núcleos habitados”. Y es que el obsoleto Reglamento de Caza de 1971 determina las distancias mínimas que deben guardar los cazadores: 50 metros a cada lado de cualquier carretera, 25 metros en vías férreas, 100 metros en núcleos habitados y 50 metros de viviendas aisladas”. La PNL se votó este martes y solo fue apoyada por el PSOE. El PP y Vox votaron en contra.
Los populares argumentan que las distancias de seguridad actuales, reguladas por una ley franquista, “son razonables”. Justificaron su voto en contra porque aseguran que el Gobierno regional que preside Isabel Díaz Ayuso ya está trabajando en una nueva ley de caza que podría revisar las distancias de seguridad. En la región hay 778 cotos de caza y unas 40.000 licencias de cazadores. Vox, por su parte, también cree que las distancias de seguridad actuales son las adecuadas. “No es un problema cotidiano, por mucho que pueda haber incidentes puntuales como en cualquier ámbito de la vida. Si se cumple la ley de 70 y el reglamento del 71 no tiene por qué pasar nada. Más Madrid busca un problema donde no lo hay”.
250 metros en otras Comunidades
Alejandro Sánchez recuerda que “la mayoría de las Comunidades Autónomas han ampliado estas zonas de seguridad, en especial en relación a las zonas habitadas. En Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Euskadi y Navarra es de 250 metros; en Aragón, Asturias, Cantabria y Comunidad Valenciana, de 200 metros; en Castilla y León y Murcia, de 150 metros. En cualquier caso, y sin perjuicio de los mínimos establecidos en el Reglamento de 1971, Madrid puede resolver la ampliación o declaración de nuevas zonas de seguridad por los motivos referidos de protección a las personas o sus bienes”. Desde el PSOE apoyaron la medida de Más Madrid “porque estamos hablando de seguridad. Hay que buscar una solución porque hay cazadores que no cumplen y todos sabemos que ocurren incidentes. El Madrid de 1970 no se parece nada al Madrid de 2024. Hay muchas urbanizaciones que colindan con cotos de caza. La ley está desfasada y no se debe tomar como ejemplo leyes previas a la Constitución”, explica el diputado socialista Javier Guardiola.
El parlamentario Sánchez asegura que “todos los años se producen interacciones entre cazadores y vecinos que denuncian la proximidad de los disparos a sus viviendas. En algunos casos extremos se producen accidentes, que si bien son fortuitos no por ello dejan de ser graves, y en algún caso desgraciado, incluso mortal. Estas interacciones son recurrentes en algunos municipios y urbanizaciones, especialmente durante los fines de semana, cuando un mayor número de madrileños frecuenta el medio natural”. Como en la urbanización Eurovillas, ubicada en la localidad de Nuevo Baztán. Allí el municipio está rodeado de cotos de caza y algunos vecinos están hartos de ver como muchas aves, como palomas, caen abatidas en sus fincas, jardines y piscinas particulares por la proximidad de los cazadores.
Uno de ello es Sergio Rubio, que ya ha conseguido reunir 2.685 firmas en Change.org para intentar pedir a la Comunidad de Madrid que amplíe la distancia de seguridad de los cazadores respecto a los núcleos urbanos y rurales. “Es difícil de explicar si no lo vives. Sales a pasear con los niños o con tu mascota por caminos públicos y te encuentras a los cazadores disparando a 50 metros. Mi casa está al lado de un coto de caza y cuando te reúnes con el PP para intentar buscar una solución te dicen que es que el coto llegó antes que nuestras viviendas. Surrealista”, señala a este diario.
La petición de estos vecinos asegura que la distancia de 100 metros “es inapropiada para garantizar la seguridad y protección, además de los ruidos molestos que suelen comenzar a muy tempranas horas del día, sobresaltando a quienes están descansando. Origina situaciones de potencial peligro para las personas que circulan en la zona, ante la posibilidad de resultar heridas por algún tipo de desafortunado incidente. También, se viven situaciones muy desagradables, como encontrar aves muertas en las aceras, paseos, parques, patios y jardines de las viviendas que lindan con la zona de caza”. En Madrid se pueden cazar las siguientes especies animales: Becada, codorniz, conejo, corneja, estornino pinto, faisán, grajilla, liebre, palomas, perdiz roja, tórtola, urraca, zorro, zorzal, cabra montés, ciervo, corzo, gamo, jabalí y muflón. El Gobierno regional fija las fechas de veda para cada una de estas especies, es decir, los periodos en las que se pueden cazar.