La estrecha relación entre vivienda y salud mental: un estudio revela que el 40% de la población ha sufrido ansiedad y un 23% depresión

La vivienda se ha convertido en el quebradero de cabeza de un gran número de personas en España, sobre todo de los jóvenes. Tanto que los menores de 35 años están tan preocupados por la vivienda como por la sanidad y solo se sitúan por encima los problemas económicos. Así lo refleja el estudio sobre vivienda y salud mental elaborado por GAD 3 para el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) presentado este jueves, que también indica que cerca de un 40% de la población reconoce haber experimentado estrés o ansiedad, un 30% soledad y un 23% depresión en su hogar.

“La vivienda en España se ha convertido en un problema que va más allá de cuestiones económicas”, ha señalado Alfredo Sanz, presidente del CGATE, que durante la presentación del informe ha recordado que “la vivienda adecuada está reconocida como un derecho humano y no disponer de ella puede comprometer otros derechos”.

El informe, titulado La Situación de la vivienda en España, identifica el precio, las dificultades para acceder a un crédito, la escasez de oferta tanto para comprar como para alquilar o la falta de apoyo institucional como algunos de los principales obstáculos que experimentan quienes desean encontrar un hogar, siendo los jóvenes de menos de 35 años los que denuncian mayores dificultades.

Para aquellos que ya cuentan con una vivienda, ya sea en propiedad o régimen de alquiler, las preocupaciones se centran en el pago de la mensualidad. Según los datos del estudio, el 26% de las viviendas se encuentran actualmente bajo deuda hipotecaria, y un 16% en régimen de alquiler. Además, un tercio de los hogares en alquiler destinan entre 500 euros y 800 euros al pago de la renta. En el caso de los hogares en propiedad, este porcentaje desciende al 26%. Esta situación, añade el estudio, ha provocado que el 38% de los ciudadanos puedan haberse sentido angustiados ante la perspectiva de perder la vivienda y tener que regresar al domicilio familiar.

Según el informe, un 60% de la población reconoce un impacto positivo de su vivienda en su bienestar emocional y mental, mientras que cerca del 40% reconoce haber experimentado estrés o ansiedad, un 30% soledad y un 23% depresión. Sin embargo, los datos varían sensiblemente dependiendo del nivel de renta o de la situación del individuo, de forma que la sensación de bienestar entre los propietarios es del 67%, mientras que desciende al 49% entre los inquilinos.

Las situaciones de estrés o ansiedad, soledad y depresión se incrementan entre las rentas más bajas: el 58% de los ciudadanos que perciben menos de 1.000 euros al mes afirman experimentar ansiedad, el 57%, soledad, y el 40% depresión. Frente a ellos, las rentas de más de 5.000 euros al mes presentan niveles inferiores de estrés (22%), depresión (12%) o soledad (8%).

Los elementos que más contribuyen a este bienestar son la ubicación (70%), la iluminación y ventilación (67%) y la privacidad (65%). El informe también destaca la creciente preocupación por los materiales empleados en la construcción de los edificios, señalando que son las familias con hijos las que muestran más interés en este aspecto (43%).

El informe también destaca que las soluciones más demandadas por la población para mejorar el acceso a una vivienda es la reducción de los tipos de interés (35%), seguida de la concesión de ayudas para la compra de vivienda (27%) y el abaratamiento del precio del suelo (25%). Además, el 25% de los ciudadanos aboga por la limitación de los precios de los alquileres y la construcción de viviendas protegidas.