Los perros no se ganaron el título de “mejor amigo del hombre” por nada. Con su energía y su cariño, estos animales conquistan los corazones de la mayoría de los humanos. Especialmente en tiempos en los que la soledad no deseada hace estragos en la salud mental de la población, su compañía puede ser clave para aliviar el peso de la vida. Eso lo saben bien en la residencia de ancianos Bois Joli en Questembert, pueblo ubicado en la Bretaña francesa.
En este hogar para mayores de 60 años, Twix ha conquistado a todos los residentes. El labrador convive con ellos en la misma residencia desde noviembre de 2023 y ayuda a su dueño, el auxiliar de enfermería Gilles Eouzan, en el cuidado de los ancianos.
Según contó Eouzan al medio regional Ouest France, su presencia llega a ser terapéutica, a través de lo que llaman “mediación animal”. En las residencias de ancianos, la mediación animal ya ha demostrado su eficacia desde hace mucho tiempo y los animales suelen ser muy apreciados. “Le acarician, le peinan, practican la puntería al tirarle objetos. Twix también hace visitas a las habitaciones”, explica su dueño, que añade que incluso una de las residentes “solo quería salir de la cama cuando él estaba allí”. “Cuando personas mayores son reacias a la higiene personal, también puede ayudar que mantengan la vista fija en el perro”, continúa Gilles.
Twix está justamente entrenado para las labores que realiza en la residencia de ancianos. Pertenece a la asociación Chiens d’éveil d’Anjou (Perros de vigilia de Anjou, en español), donde fue formado durante 11 meses como perro guía. Sin embargo, tuvo que cambiar de “carrera” por una curiosa manía: se comía la caca de los otros perros. El cuidado de las personas mayores se convirtió en su profesión desde entonces, con Eouzan como familia de acogida.
“Es un amor de perro”
El labrador tiene una jornada de 35 horas semanales, según explicó la directora del centro a Ouest France. “Para su bienestar es mejor, cuando está aquí, es bastante estimulado por los residentes”, explican. Y es que son 82 personas las que le colman de atenciones durante todo el día. “Twix no dormiría lo suficiente si estuviera todo el tiempo en la residencia”, aclara Eouzan.
Las personas que pasan con él cada día parecen adorarle. “Cuando no vemos a Twix, nos preguntamos por qué”, destaca Denise, una mujer residente. Pese a que es alérgica y su tiempo con él debe estar limitado, adora al animal. “Adoro los animales, debería haber nacido en un zoo”, comenta en broma Jaqueline, otra de las residentes.
Tanto cariño le tienen que parece uno de sus nietos, porque no paran de alimentarle, motivo por el cual Twix no ha perdido ni un kilo desde que vive con los ancianos. “Suelen darle comida por aquí y por allá. Voy a tener que darle premios adaptados”, afirma su cuidador. “Bueno, es que él se pone triste cuando no podemos darle nada”, contesta una de las residentes a Ouest France. “¡Es un amor de perro!”, sentencia Jaqueline, otra de las ancianas.