En España, las amas de casa han sido un colectivo históricamente invisibilizado en lo que respecta a derechos laborales y pensiones. Pese a que su trabajo en los hogares es esencial, al igual que agotador, no cotizan a la Seguridad Social y, por tanto, hasta hace poco no tenían derecho a percibir una pensión al llegar a la edad de jubilación. Sin embargo, esta realidad ha cambiado, y ahora las amas de casa pueden acceder a una pensión no contributiva de hasta 517,90 euros al mes, equivalente a 7.250,60 euros anuales. Este cambio marca un avance importante para quienes han dedicado su vida a las labores del hogar y el cuidado de la familia.
El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) es el encargado de gestionar esta prestación, destinada a aquellas personas que, sin haber cotizado lo suficiente para acceder a una pensión contributiva, cumplen con una serie de requisitos específicos. La cuantía exacta que se otorga puede variar en función de las rentas y la situación familiar, pero el monto máximo se sitúa en 517,90 euros mensuales. Esta pensión tiene como objetivo garantizar que las personas mayores de 65 años, como las amas de casa, que no han cotizado lo suficiente o no han trabajado de manera formal, puedan tener un ingreso mínimo que les permita cubrir sus necesidades básicas durante su jubilación.
Los requisitos clave para acceder a la prestación
Para poder beneficiarse de esta pensión no contributiva, las amas de casa deben cumplir dos requisitos fundamentales. Estos requisitos son accesibles para una parte importante del colectivo, lo que facilita que muchas mujeres que han dedicado su vida a las labores del hogar puedan obtener una prestación económica en su jubilación.
- Tener 65 años o más y residir en España:
El primer requisito para solicitar esta pensión es tener 65 años o más. La prestación está diseñada para personas que han alcanzado la edad de jubilación, por lo que es necesario haber cumplido esa edad al momento de la solicitud. Además, es imprescindible residir en España y haberlo hecho durante al menos 10 años, en el periodo comprendido entre los 16 años y el momento de la solicitud. De esos 10 años, al menos dos deben haber sido consecutivos e inmediatamente anteriores a la fecha de solicitud de la pensión. Este criterio asegura que las personas que han pasado la mayor parte de su vida en el país puedan beneficiarse de esta prestación.
- Carencia de rentas y límites económicos:
El segundo requisito clave es la carencia de rentas. Para poder acceder a esta pensión, los ingresos de la solicitante no deben superar ciertos límites económicos establecidos por el Imserso para el año 2024. La solicitante debe disponer de ingresos personales anuales inferiores a 7.250,60 euros. Si sus ingresos superan esa cantidad, no podrá acceder a la pensión. Además, si la persona vive con familiares, los ingresos del hogar en su conjunto también deben ser inferiores a ciertos límites, que varían en función del número de personas que convivan en el mismo domicilio y del grado de parentesco. Por ejemplo:
- Si la solicitante vive con su cónyuge o familiares de segundo grado, los ingresos conjuntos del hogar no pueden superar los 12.326,02 euros anuales para dos personas, 17.401,44 euros si son tres personas, y 22.476,86 euros si son cuatro.
- En el caso de convivir con familiares de primer grado (como hijos o padres), los ingresos anuales del hogar no deben exceder los 30.815,05 euros si viven dos personas, 43.503,60 euros si son tres personas, y 56.192,15 euros si son cuatro.
Una particularidad de esta pensión no contributiva es que no es compatible con otras prestaciones, como la pensión de invalidez o las ayudas asistenciales. Es decir, si una persona tiene derecho a más de una de estas prestaciones, deberá elegir cuál solicitar, ya que no se pueden percibir dos a la vez. En cualquier caso, la pensión de 517,90 euros mensuales se considera una ayuda fundamental para quienes no han tenido oportunidad de cotizar a lo largo de su vida laboral.