El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de las Islas Baleares ha ratificado la condena de ocho años y medio a un hombre por tentativa de homicidio tras intentar asesinar al médico que lo estaba atendiendo con unas tijeras. Esta sentencia ha venido motivada por el recurso de apelación presentado por el responsable del delito, que vio como en un juicio previo se le condenaba a mantener una distancia de un mínimo de 500 metros con la víctima durante los próximos 15 años, así como a no comunicarse con esta, a vivir fuera de territorio español durante 10 años una vez haya cumplido tres cuartas partes de la condena -el culpable era original de República Dominicana-, además de a indemnizar al sanitario con 8.250 euros.
Los hechos que desencadenaron el proceso tuvieron lugar el 9 de febrero de 2023, cuando el condenado, un hombre de 44 años, se presentó en la consulta de un centro médico de Palma de Mallorca. Allí fue atendido por el doctor, “quien al advertir que el procesado lo estaba grabando sin su consentimiento, le dijo que le iba a apagar el teléfono”. No le dio tiempo, sin embargo, puesto que en cuanto se dirigió al teléfono, dándole la espalda al paciente, fue apuñalado.
“El procesado, con el propósito de acabar con la vida del doctor, saltó de la camilla, se dirigió al doctor por la espalda y, de forma sorpresiva, empleando unas tijeras quirúrgicas que se encontraban en la sala, le asestó varias puñaladas en el cuello y en el pecho”, señala la prima sentencia. Este texto también recoge que, pese a lograr sobrevivir, el médico sufrió “lesiones consistentes en eritema en trapecio izquierdo, dolor en ambas extremidades superiores, sobre todo en muñeca derecha y crisis de ansiedad”.
Las razones del TSJ de Baleares para confirmar la sentencia
A la hora de ratificar esta primera resolución judicial, el tribunal presidido por el magistrado Antonio José Terrasa García ha destacado la “innegable predisposición agresiva que se hizo realidad mediante un acometimiento personal por la espalda del agredido”. Subrayan también el hecho de que el condenado se hiciera con las tijeras “instantes antes de recibir propiamente la asistencia médica”, y de que descargara este utensilio, ya desde el inicio, “contra la zona yugular, contra el pecho, y también contra el trapecio de la víctima”.
Del mismo modo, el tribunal ha considerado que “el potencial homicida del instrumento empleado, su obtención previa al incidente por el que se efectuó el ataque y el número de veces que fue descargado contra zonas de compromiso vital ”fueron las razones por las que, en primera instancia, se alcanzó la “conclusión no errónea ni irrazonable de un ánimo homicida”. Tan es así que, de hecho, la agresión no cesó voluntariamente, sino que el acusado no pudo continuar porque, a la fuerza, le fueron arrebatadas las tijeras.
El caso extremo de una realidad constante
Pese a que este tipo de apuñalamientos no se suelen ver en los centros de salud, sí que es cierto que, según datos ofrecidos por el Observatorio Contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC), cada día hay dos médicos en España que sufren una agresión a manos de sus pacientes. En el año 2023, por ejemplo, tales ataques se produjeron en un total de 769 ocasiones. En 4 de cada diez casos, se trató de médicos de atención primaria, y en casi 7 de cada diez, las agresiones las sufrieron doctoras. Eso sí, solo el 11% del total fueron agresiones que resultaran en lesiones físicas para los sanitarios.