La tranquilidad de una noche de fin de semana en Saint-Herblain, cerca de la ciudad francesa de Nantes, se vio interrumpida cuando la policía local inició una persecución que terminó con un descubrimiento asombroso: al volante del vehículo que huía se encontraba un menor de edad. La escena comenzó poco después de las 23:00 horas del pasado sábado, cuando un Opel Corsa llamó la atención de un equipo de rescate policial por cometer una infracción de tráfico.
A pesar de las señales claras de la policía para que el vehículo se detuviera, incluyendo el uso de luces azules y sirenas, el conductor continuó su huida. El coche se adentró en las calles de la ciudad, dirigiéndose hacia una zona comercial y tomando una carretera secundaria con una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora. Lejos de detenerse, el conductor seguía esquivando las órdenes de la policía, aumentando la tensión de la situación.
Finalmente, la persecución llegó a su fin en una rotonda, donde el Opel Corsa se detuvo. Lo que sucedió a continuación dejó perplejos a los agentes: al acercarse al coche, descubrieron que el conductor era un niño, quien había sustraído el vehículo de sus padres. En un principio, el joven declaró tener 11 años, lo que intensificó aún más la sorpresa de los oficiales.
El joven protagonista de esta insólita persecución vive en un campamento romaní situado cerca del lugar donde ocurrió el incidente. Según la información proporcionada por la policía y confirmada por sus padres, el menor había cogido sin permiso el coche de la familia.
13 años, no 11
Tras la detención, la policía se puso en contacto con los padres del menor, quienes confirmaron que el niño no tenía 11 años, como él había asegurado inicialmente, sino 13, lo que cambió significativamente el escenario legal. Esta diferencia de edad es crucial, ya que los 13 años marcan el límite mínimo para que una persona pueda ser puesta bajo custodia policial en Francia. De esta manera, las autoridades procedieron legalmente contra el menor y, además, decidieran convocar a sus tutores a la comisaría en los próximos días para que respondan por los actos de su hijo.
Las acciones legales ahora se centran en los progenitores del joven, quienes deberán aclarar las circunstancias bajo las cuales su hijo accedió al vehículo familiar y las responsabilidades que esto conlleva. Este tipo de incidentes suele poner de relieve las tensiones y desafíos que enfrentan las familias en situaciones de vulnerabilidad, como es el caso de aquellos que viven en campamentos romaníes en Francia.