Las rosas son una de las flores con más significados, simbolizan el amor, la dulzura, la amistad o la pureza. Un concepto que varía dependiendo del color. Da igual si son rojas, amarillas, moradas o naranjas, recibirlas siempre hace ilusión, ya lo cantaba La Oreja de Van Gogh: “Por eso esperaba con la carita empapada a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí...”. Es el bouquet estrella para muchos, por ello saber conservar un ramo fundamental. Son unas flores tan bonitas que es lógico que queramos disfrutarlas el mayor tiempo posible.
Sin embargo, lejos del mito, tal y como apunta el portal web de Verdecora, conservarlas no es tan complicado, ya que no son delicadas ni efímeras. Tampoco se puede pretender que sean eternas, ya que han perdido la savia que las alimenta. No obstante, eso no significa que no puedan durar más de una semana intactas. Un tiempo que dependerá de si sabemos qué es lo que necesitan una vez estén cortadas.
Cómo conservar un ramo de rosas
Conservar un ramo de rosas guarda muchas semejanzas con el cultivo de una planta cualquiera y requerirá de nuestros mimos. Como ya no cuentan con la savia que las hidrataba antes, el agua jugará un papel fundamental.
Retirar el envoltorio
El primer paso será retirar el celofán o el papel en el que vienen envueltas, ya que ese envoltorio suele restar oxigenación a las flores frescas.
Cortar los tallos
Cortar los tallos es fundamental para alargar la vida de nuestro ramo, puesto que, al igual que la planta, los brotes tienden a cicatrizar. Un gesto natural, que impide la absorción del agua. Por ello, si se van recortando los esquejes, ayudaremos a que las flores se mantengan hidratadas. Para este paso no habrá que esperar varios días, es importante hacerlo en cuanto se llegue con el ramo a casa e ir cortando un poquito cada día.
Eliminar los pétalos marchitos
Antes de introducir el ramo en un jarrón, se deben eliminar los pétalos marchitos y eliminar las hojas de los tallos, ya que, al entrar en contacto con el agua sólo fomentarán la formación de bacterias.
Cuidado con el jarrón y la luz
Es preciso que el jarrón esté limpio y libre de cualquier resto de jabón o detergente. Asimismo, se debe tener en cuenta en qué parte del hogar colocamos el ramo para que no reciben luz solar directa.
Cambiar el agua de manera regular
Como el agua es una fuente de gérmenes, es necesario que la cambiemos a diario y que limpios también el recipiente en el que hemos posado el ramo. De esta manera, se evitará que la contaminación acelere el proceso de marchitamiento.
Rehidratación
Cuando las rosas empiezan a presentar un aspecto decaído, inclinadas hacia delante, podemos pulverizar aguas sobre ellas o sumergirlas en agua durante un rato.
Retirar las rosas que se marchiten
Una rosa marchita puede ‘contagiar’ a las que la rodean, por eso si vemos una con mala apariencia, es fundamental sacarla del ramo.