Llevarse bien con los jefes o con los compañeros de trabajo es una tarea que nos puede hacer mucho más llevadera la jornada laboral. Esos descansos en los que se comparten opiniones, risas y buenos momentos hacen que el cerebro descanse e incluso seamos más productivos. No obstante, como en todos lados, no podemos esperar que esas relaciones sean perfectas, y habrá compañeros y compañeras con los que nos llevaremos mejor y con otros mucho peor. Y luego están los casos que incluso terminan en los tribunales. Esto es lo que le ha pasado a un bombero francés, que ha sido condenado por obligar a hacer maniobras de asfixia a dos subordinadas
Ante el tribunal de Agen, al sur de Francia, este bombero de Lot-et-Garonne tuvo que responder por sus actuaciones entre 2017 y 2019 el pasado viernes 13 de septiembre. La sala estaba abarrotada ya que muchos bomberos acudieron a los debates judiciales, informa La Déspêche.
Un informe de hace 20 años
Los hechos se remontan a 2004, cuando un informe ya alertó sobre las actuaciones que llevaba a cabo el bombero. “No puede negar que lo hice. Les pedí que hicieran maniobras”, dice el apagafuegos. Lo habían seguido desde entonces.
No obstante, el primer episodio por el que se le ha juzgado data de 2017, en el cuartel de Prayssas, donde el bombero hizo ponerse a la víctima una capucha sin salida de oxígeno, con el pretexto de un ejercicio. “No quería matarlos. Los observaba y, a veces, filmaba”, dice el bombero. “No tenía ninguna connotación sexual, me permitía escapar, tenía impresión de estar en otro mundo”, añade.
En el estrado niega haber visto los vídeos. No obstante, un psiquiatra presente en el juicio afirma: “Eran fantasías perversas ocultas por su profesionalismo”. A lo que el bombero se defendió: “tenía una gran carga de trabajo, mucho estrés, sé que era responsable”.
Esta respuesta no agradó mucho a los magistrados: “Me pregunto sobre tu capacidad para comprender la gravedad de los hechos. Ellos son los que, por instinto de supervivencia, se quitan la capucha”, explicaba el magistrado. “Si no lo hacías por placer sexual y enfermizo, entonces eres un sociópata”, exponía el juez.
El abogado de una de las víctimas, Me Bellandi, avalaba la valentía de su clienta: “Es una mujer valiente y poderosa. Se atrevió a denunciar a los mejores entre nosotros. Los bomberos ocupan un lugar destacado en nuestra sociedad, no podemos imaginar el rastro del maligno entre ellos”.
Dos años más tarde, en 2019, una segunda bombera fue víctima de los impulsos malsanos del profesional de Lot-et-Garonnais. El abogado de esta nueva víctima comentó: “Dio un discurso insoportable. Mi cliente sufrió mucho. Soñaba con ser bombero profesional. Hoy ya no puede mirar el uniforme. Su pasión está destruida”.
El fiscal reconoció estar “sorprendido por esta audiencia”. “Es decepcionante, no tengo la impresión de que el hombre sea consciente de la situación”, añade. Tras deliberar, el tribunal condenó al exbombero a cuatro años de prisión, tres de los cuales fueron suspendidos en libertad condicional.
El deseo de volver
El coronel Frédéric Tournay, jefe del SDIS 47, presente como civil en todo el proceso, puso fin a las dudas sobre un posible regreso del culpable a los bomberos: “Me enteré de su deseo de volver. Es un NO definitivo y firme”. Hoy, después de un puesto como director de funeraria, el hombre trabaja temporalmente en logística y está a la espera de un contrato indefinido, según Le Petit Bleu D´Agen.