Las mascotas se están convirtiendo en parte esencial de nuestras vidas. Cada vez es más común ver a las familias con un perro o con un gato. El sitio que ocupan en el corazón de sus dueños es tan grande que algunos les tratan como si fueran sus propios hijos.
Tanto es así que los propietarios buscan el mayor confort para sus pequeños: camas, comida, juguetes... y por supuesto, los mejores cuidados. Tener una veterinaria al lado de casa se ha convertido para muchos en una prioridad para tener lo mejor para sus pequeños.
Una de estas clínicas veterinarias situadas en Alenzón, al noroeste de Francia, se ha visto sorprendida cuando, una mujer, de 40 años de edad, llevó a su gato, Loupi. Los hechos ocurrieron el 8 de septiembre de 2024, cuando Aurélie Bouley, dueña del animal, llamó urgentemente a un veterinario de guardia para que se ocupara de su gato, de cuatro años. “No había comido mucho en dos días. Vomitó el sábado y el domingo, estaba completamente apático”, explicó Bouley.
Inicialmente, el veterinario pensó haber encontrado una solución, pero al hacer la radiografía, nunca pensó encontrarse en el cuerpo del felino tres anzuelos en la barriga: “Podemos ver en la radiografía que hay dos ganchos en el estómago y uno en el intestino. La clínica nunca había visto esto”, testificaba el profesional, todavía con la voz nerviosa.
Loupi fue trasladado a la mañana siguiente a la clínica para una cirugía. “La vida del animal estaba en peligro”, justifica la veterinaria. No obstante, la intervención costaba 1.800 euros, dinero que Aurélie no planeaba gastar de sus ahorros. Finalmente, hizo el esfuerzo y los cirujanos lo salvaron.
Bouley no ha dudado en agradecer la profesionalidad y la rápida intervención de la clínica, que informó de la operación a través de redes sociales.
Denuncia
Tras la exitosa operación, el cirujano recuperó los tres pequeños ganchos para presentar una denuncia en comisaría: “Es un acto voluntario. No hay manera de que pueda comer eso sin alimento. Estaba en bolitas o en un bol con puré” afirma. “Podemos ver que estaban usados ya que quedaban trozos de cuerda todavía”, explicaba la clínica.
“Pero mi gato vive lejos del río Sarthe. Mi gato solo sale por mi calle”, dijo Bouley. La mujer compartió la noticia con su vecindario. Todo parecía indicar que, cuando el gato paseaba libre por la calle en donde vivía, algún vecino se los hizo ingerir. “Los vecinos no se sorprendieron cuando nos dijeron que había gente a la que no les gusta los gatos”, comentaba Aurélie, que planea reunirse con el alcalde de Saint Germain de Corbéis en las próximas fechas.
Aurélie Bouley vive con su hija desde hace cuatro años en un barrio tranquilo. La residente declaró: “Detrás de un animal hay una familia. Loupi es nuestro pequeño bebé”. Finalmente es una molestia económica. “Puse el salario de un mes en la operación. Vivo sola con mi hija”, manifestaba la dueña.
Ley Europea del Bienestar Animal
El Tratado de Funcionamiento De la Unión Europea (TFUE) o Tratado de Lisboa, recoge en su artículo 13 las exigencias de bienestar de los animales como seres sensibles, respetando al mismo tiempo las disposiciones legales y administrativas y las costumbres de los Estados miembros.
España, como Estado miembro, ejecuta en todo el territorio la normativa comunitaria en materia de bienestar animal, siendo competencia de las Comunidades Autónomas la aplicación de esa normativa en cada uno de sus territorios.
Según las normas de la UE, los animales deben disfrutar de las cinco libertades: libertad de hambre y sed, libres de molestias, libres de dolor, heridas y enfermedades, libertad de expresar un comportamiento normal y libertad de miedo y angustia.