El Odyssey iba a dar la vuelta al mundo durante más de tres años, recorriendo 147 países, 425 destinos y más de 100 islas tropicales. El crucero se iba a convertir, por un módico precio de entre 100.000 y 900.000 libras por camarote, en un paraíso, sin embargo, desde hace cuatro meses está varado en Belfast, la capital de Irlanda del Norte.
El barco, que está actualmente paralizado, llegó a los astilleros para ser reacondicionado y recibir nuevo equipamiento antes de su salida, que estaba programada para el 30 de mayo. Se esperaba que ese día estuviera todo preparado para iniciar la primera etapa, sin embargo, el Odyssey aún no ha zarpado debido a problemas con sus timones y la caja de cambios, según informado el periódico The Irish News.
Pese a este contratiempo, Mike Peterson, director ejecutivo de la compañía del crucero Villa Vie Residences, confirmaba que el objetivo de dar la vuelta al mundo se mantiene y el viaje se realizará. “Estamos cerca de iniciar la aventura. Y aunque llegamos tarde, la visión y el sueño de nuestros residentes se convertirán en realidad”, aseguraba a la BBC.
“Cuando eres el primero en hacer algo, te encuentras con contratiempos, pero definitivamente lo estamos logrando, y aunque lleguemos tarde, lo haremos”, expresaba. Sin embargo, por ahora los pasajeros deben continuar con la espera, y aunque hasta ahora a se les permitía permanecer en el barco durante el día y cuando llegaba la noche desembarcaban para dormir en hoteles de la zona pagados por la compañía, de ahora en adelante tendrán que pagar de su propio bolsillo su estancia en la zona.
La compañía dejará de pagar el alojamiento
Villa Vie esperaba que el crucero zarpara era el 9 o 10 de septiembre, pero una vez más, ha comunicado que hay más retrasos y ha pedido a sus pasajeros que paguen su propio alojamiento a partir de ahora y durante los próximos días hasta que el barco abandone el puerto y emprendan el viaje. Desde el retraso inicial, Petterson ha comunicado que el Villa Vie había pagado casi 2 millones de dólares por los hoteles y extras de sus clientes varados en Belfast. “No diría que es abrumador, pero sí agrava el estrés de no haber zarpado todavía y de no obtener ingresos”, explicaba.
El crucero, el recurso vacacional altamente contaminante
Los cruceros son una de las actividades turísticas que más han aumentado desde que finalizó la pandemia, con números incluso superiores a los años previos al frenazo que trajo la covid-19. En comparación con 2019, el número de cruceros, el tiempo que pasan en los puertos y el combustible que consumen aumentaron casi un 25%, según un informe recientemente publicado por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente. “Esto se tradujo en un aumento del 9% en las emisiones de SOx, del 18% en las de NOx y del 25% en las de PM2,5, tres de los principales contaminantes atmosféricos tóxicos”, asegura el documento.
La organización hace una comparativa de los datos y encuentra que los cruceros que visitan puertos de la Unión Europea emiten tanto azufre tóxico como 1.000 millones de coches. Prueba del impacto tan negativo que realizan sobre las ciudades que pisan es que Venecia ha prohibido la presencia de estos grandes cruceros y su contaminación atmosférica se ha reducido hasta en un 80%, según la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente.