Gasolineras sin empleados: el truco olvidado que permite echar hasta diez litros más de combustible

Con la expansión del autoservicio en las estaciones de servicio, los conductores desconocen técnicas utilizadas por antiguos operarios para maximizar el llenado del depósito

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Una persona echando combustible a su coche (EFE/Bienvenido Velasco)
Una persona echando combustible a su coche (EFE/Bienvenido Velasco)

Al llegar a una gasolinera, cada vez es más común que los conductores se encuentren solos a la hora de repostar. Lo que antes era una escena cotidiana, con empleados encargados de llenar el tanque del vehículo, ha ido desapareciendo con el tiempo. Las gasolineras low cost, que ofrecen precios más competitivos, han optado por eliminar a los operarios, permitiendo que los clientes gestionen su propio repostaje. Además, otros factores como los recortes de personal en muchas estaciones han contribuido a que esta práctica de autoservicio se extienda cada vez más.

Este cambio en el funcionamiento de las estaciones de servicio no solo ha modificado la experiencia del usuario, sino que también ha hecho que algunos trucos, antes conocidos solo por los empleados de gasolinera, caigan en el olvido. Uno de estos métodos, que permitía llenar el depósito de combustible con algunos litros adicionales, es ahora casi desconocido para la mayoría de los conductores.

Uno de los métodos menos conocidos por los conductores y que algunos empleados de gasolineras solían aplicar, es el de retirar el aire del depósito para poder cargar más combustible. Al repostar, es normal que el depósito de un coche no solo contenga gasolina o diésel, sino también una pequeña cantidad de aire y gases generados por el combustible en movimiento. Estos ocupan un espacio que podría utilizarse para más litros de combustible.

El truco consiste en expulsar este aire mediante la activación de una válvula presente en muchos modelos de coches. Al abrir esta válvula con la propia manguera de la estación de servicio, el aire es liberado, permitiendo que el espacio que antes ocupaba sea reemplazado por combustible. Este procedimiento no es algo que la mayoría de los conductores conozca y, con la disminución de empleados en las gasolineras, se ha vuelto una técnica menos habitual.

Este sencillo truco puede suponer una diferencia importante en la cantidad de combustible que el coche puede almacenar. Se estima que, al liberar el aire del depósito, se pueden agregar entre cinco y diez litros adicionales. Aunque esta cantidad puede parecer pequeña, en la práctica puede ser suficiente para aumentar la autonomía del vehículo en decenas de kilómetros. Estos litros extra pueden marcar una diferencia significativa, sobre todo en trayectos largos donde cada kilómetro cuenta para evitar detenerse en una estación de servicio.

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Diferentes depósitos

Sin embargo, es importante señalar que no todos los vehículos tienen este sistema, por lo que la técnica no puede aplicarse en todos los casos. Cada automóvil cuenta con un depósito de combustible de capacidad variable, dependiendo de su tamaño y tipo. Un vehículo pequeño puede tener un depósito más reducido, mientras que un todoterreno o un coche de mayor envergadura probablemente disponga de uno más grande. Esta diferencia en capacidad determina cuántos litros de combustible pueden almacenarse en cada repostaje, pero existe un factor adicional que influye en el espacio disponible: el aire que queda atrapado en el depósito.

Aunque el diseño de los tanques está pensado para maximizar el espacio disponible para el combustible, es habitual que una pequeña cantidad de aire permanezca en el depósito. Este espacio ocupado por el aire reduce ligeramente la cantidad de combustible que se puede cargar, lo que lleva a la posibilidad de perder unos litros que, en viajes largos, podrían ser cruciales.

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