Casos como el del Colegio Mayor Mendel evidencian que las novatadas en la Ciudad Universitaria de Madrid ya casi son cosa del pasado. Hace apenas una década, este colegio era escenario de múltiples casos de abuso, y esta misma semana ha recibido un premio de parte de la Universidad Complutense de Madrid en reconocimiento por su política de “tolerancia cero” con las novatadas.
Con esa misma estrategia trabajan los agentes tutores de la Policía Municipal en el distrito de Moncloa-Aravaca, que acoge a la inmensa mayoría de las residencias y centros universitarios de la capital. “Estas dos primeras semanas de septiembre no paramos”, afirma el agente Carlos Orgaz en una conversación con Infobae España. En los últimos años, colegios como el Mendel han cambiado “radicalmente” su política sobre la práctica de la novatadas, el tradicional ritual de iniciación a los nuevos estudiantes que en algunos casos sobrepasan el límite del acoso y la violencia. “Dio un paso al frente y es un ejemplo a seguir”, se felicita Carlos Orgaz.
Este policía conoce todos los entresijos de la vida universitaria en el distrito de Moncloa-Aravaca. Como agente tutor, su cometido es “prevenir” y “concienciar” a los nóveles y veteranos alumnos sobre los peligros de las novatadas. Afirma que desde hace unos siete años, antes de la pandemia, este fenómeno “ha bajado de forma considerable tanto en número como en intensidad”, aunque no se ha erradicado.
Prueba de ello es que al inicio del curso pasado, en septiembre de 2023, la Policía Municipal de Madrid investigó a ocho jóvenes de un colegio mayor de la zona por llevar a cabo novatadas “vejatorias” contra varios nuevos colegiales. Les obligaron a lamer pescados, comer tabasco y galletas de perro y beber vino. También ejercían “castigos” por romper la “regla del celibato”, que consiste en prohibir a los estudiantes mantener relaciones sexuales con otros alumnos de la residencia. Los investigados fueron expulsados de forma indefinida del centro.
“Apreciación negativa de la novatada”
Con el paso de los años, destaca el agente, los nuevos universitarios “no permiten tanto abuso como antes” y llegan “con una apreciación negativa de la novatada”, subraya Carlos Orgaz. Los agentes lo han percibido en numerosos cuestionarios que realizan a los estudiantes en las charlas que ofrecen en los colegios mayores, especialmente al inicio del curso.
No obstante, la Policía está ojo avizor durante las primeras semanas del mes de septiembre, cuando la llegada de decenas de miles de universitarios agita el avispero en el entorno de Ciudad Universitaria. Más allá del trabajo preventivo de los agentes tutores, la Policía Municipal de Madrid despliega “patrullajes estáticos y dinámicos” con efectivos uniformados y de paisano para evitar cualquier tipo de altercado. Su trabajo también se ha visto reflejado en la reducción de los botellones multitudinarios que en los últimos años han puesto en jaque la seguridad de la capital.
Impera la “ley del silencio”
Una de las principales barreras para los colegios mayores y la Policía a la hora de detectar posibles casos de vejaciones es la “ley del silencio” que impera en las novatadas. “Se cubren unos a otros y muy pocos son capaces de alzar la voz”, añade el agente. Los nuevos universitarios no quieren verse señalados por los más veteranos y priorizan su integración en los colegios, lo que hace pensar que existe una “cifra negra” de casos.