Los cuatro signos que presagian un futuro divorcio, según un psicólogo

Las demandas de divorcio han incrementado un 15% durante el primer trimestre de 2024

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Amores reales reencuentro (Imagen Ilustrativa
Amores reales reencuentro (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una tendencia preocupante se está registrando en el aumento de las solicitudes de divorcio en España, particularmente en el primer trimestre de 2024. El Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha documentado un total de 26.106 demandas de divorcio, marcando un incremento del 15% en comparación con el mismo período del año anterior.

Así, acorde a los informes del CGPJ, se ha observado además una variación significativa en la incidencia de demandas de separación y divorcio de mutuo acuerdo en las distintas Comunidades Autónomas. Estas estadísticas proporcionan un mapa interactivo que muestra las zonas con mayores tasas de desacuerdos matrimoniales, siendo las más pobladas las que presentan un mayor índice de demandas.

Sin embargo, en relaciones amorosas, existen ciertas señales que se puede predecir y trabajar para evitar una posible separación, según un artículo de Mark Travers en Psychology Today. Estas se basan en la investigación previa del experto y antiguo profesor de psicología de la Universidad de Washington, John Gottman, donde se refiere a ellas como los “cuatro jinetes del apocalipsis”. De este modo, las claves consisten en evitar cuatro comportamientos que dañan y desgastan paulatinamente una relación.

Las cuatro señales que indican una relación inestable

Antes los comportamientos que destruyen cualquier relación, no solo amorosa, Travers recomienda abordar directamente los sentimientos y preocupaciones antes que el mal carácter. De igual forma, asumir la propia responsabilidad en los conflictos es crucial para mantener la unión en un estado saludable.

En primer lugar, el camino hacia una mayor hostilidad en la pareja puede comenzar con la crítica de la personalidad. Según el psicólogo Mark Travers, dirigir reproches a características personales en lugar de situaciones concretas desvía la conversación de la verdadera causa del descontento. Frases como “siempre haces esto” o “nunca haces aquello” promueven una atmósfera de culpa y recriminación, en vez de resolver el problema central. El experto asegura que este tipo de discusiones no tienen el propósito de expresar insatisfacción, sino de culpar al otro, lo que provoca sentimientos de rechazo y enojo.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Otra señal clara de que la relación debe tornar otro camino es cuando el desprecio se convierte en un hábito normalizado. Los comentarios condescendientes, apodos despectivos y actitudes despectivas en general indican problemas profundos que deben solucionarse. Y es que, según el psicólogo, esta actitud revela un profundo resentimiento o ira y es extremadamente dañina para la pareja. Este comportamiento es el reflejo de que una parte se considera superior a la otra y que, por tanto, tiene una baja consideración por el otro, haciéndole sentir inútil o mediocre.

Por su parte, mantener una postura defensiva, contante para evitar asumir responsabilidades sobre acciones o comentarios, afecta también negativamente a la pareja. Travers sostiene que en una relación saludable no debería haber temor a asumir responsabilidades, ya que ello demuestra que se toman en serio las preocupaciones del otro. Pero además, esta actitud se puede tomar como una forma de victimización o contraataque, lo que impide la resolución de conflictos y genera una barrera de comunicación.

El cuarto punto que trata el psicólogo es la evitación, que puede surgir a raíz de cualquiera de los anteriores, sobre todo, el del desprecio. Así, cuando este se instala, uno de los miembros de la pareja puede desconectarse de cualquier interacción significativa, mostrando su cansancio y resentimiento.

En caso de observar gestos como evitar la mirada o hablar mínimamente sobre el conflicto, se puede entender que la otra persona ya no está interesada en la unión. Igualmente, este comportamiento hace que sea casi imposible avanzar hacia una solución o reconciliación, por ello es imprescindible detectar las tres primeras señales para no legar a este punto y mantener una relación sana y funcional.

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