Una joven que vive en Colombia revela qué es lo que más echa de menos de España

Al emigrar a un país nuevo, es común que surja el sentimiento de morriña. De repente, todo aquello que conocías y que te resultaba monótono se vuelve especial por no tenerlo cerca. Las diferencias en las costumbres de cada nación hace que muchos añoren lo que dejaron atrás y deseen volver a recuperarlo o implantarlo lo mejor que puedan a su nueva rutina.

Eso es lo que le ocurre a Esther Sanz (@esthersanzzzzzzz), una mujer española que se marchó hace años a vivir a la capital de Colombia. Desde Bogotá, Esther Sanz ha estado compartiendo sus experiencias sobre la vida en el país sudamericano y el choque cultural que ha experimentado a través de su cuenta de TikTok. Esta plataforma se ha convertido en un espacio donde Sanz narra las sorpresas y diferencias que ha encontrado al vivir en Colombia.

Una de las diferencias más impactantes que Sanz ha mencionado es el horario en el que los colombianos comienzan su día. Si en España levantarse a las ocho de la mañana ya se considera madrugar, para los colombianos eso parece quedarse corto: todos se levantan, como mínimo, a las 6:00 horas. “Yo me levanto a las seis porque tengo que llevar a mis hijos al colegio”, explica la española, pero algunos de sus vecinos llegan más allá. “Hay gente que se levanta a las cuatro y media para llegar a las cinco al gimnasio y llegar a las siete y media a trabajar. Una cosa absurda”, opina.

Según explica, esto se debe a que el amanecer y el atardecer en Colombia ocurre “más o menos a la misma hora todos los días del año” y el día empieza mucho más temprano que en Europa. En Bogotá, el sol puede salir antes de las seis de la mañana, mientras que en Madrid amanece actualmente sobre las ocho de la mañana.

Otro aspecto que ha fascinado a la española es la tradición de acompañar todas las comidas del día con zumos de frutas. Sanz ha expresado que, mientras en España es habitual beber agua o vino, en Colombia es común beber zumos de frutas para acompañar el almuerzo o la cena. “Me fascina que desayunes un jugo de lulo con guayaba, luego almuerces con un zumo de piña, maracuyá y guanábana y cenes un jugo de feijoa con mandarina, por ejemplo”, cuenta.

Además del cambio en hábitos alimenticios y horarios, Sanz ha señalado la dificultad que ha encontrado en adaptarse al sistema de direcciones bogotano. A diferencia de España, donde las calles tienen nombres propios, en Bogotá las calles están organizadas numéricamente en una cuadrícula. Aunque este sistema podría parecer más práctico, para Sanz ha sido un desafío asimilarlo.

Esther también ha mencionado en sus videos la diferencia en las formas de saludar entre ambos países. En Colombia, la gente suele darse un solo beso al saludar, mientras que en España es habitual dar dos. “Cuando llegas la primera vez a Colombia, uno como que se queda con cara de tonto”, avisa a futuros viajeros.

También le ha sorprendido el uso del papel higiénico en los baños colombianos, porque este “no se tira al váter, se tira a la papelera”, afirma. “Vayas donde vayas, a una casa privada, a un restaurante, a un hotel... vas a tener una papelera al lado del váter”, cuenta. Le costó tiempo pillarle el tranquillo hasta que alguien le advirtió de su error “por algún descuido o algún váter atascado”.